El campo agrícola español agoniza en una rápida destrucción por las políticas lesivas de Bruselas, avaladas por el Gobierno de Pedro Sánchez. La huerta europea pierde cerca de 5.000 explotaciones al año y se dirige «directamente hacia el abismo», según alerta Jesús Fuentes, presidente de Soberanía Alimentaria Española (SAE), en el plató de VIDA TV. un nuevo partido político nacido para poner en valor y defender la agricultura, ganadería y pesca.
La preocupación del sector es máxima ante «la competencia desleal» que sufren los productos españoles respecto a las importaciones de alimentos venidos de terceros países de fuera de la UE, especialmente de Latinoamérica, Suráfrica y Marruecos, así como China y otras regiones del sudeste asiático. El problema es serio debido a la dependencia de los ciudadanos de lo producido. «Es serio porque al final es de lo que todos vamos a poder comer», recuerda el líder de SAE, quien carga contra Bruselas por permitir la implantación de estos productos que vienen con condiciones más laxas que las exigidas a los agricultores españoles.
Además, se suman los «problemas legislativos», los cuales incrementan los precios y evitan el anhelado relevo generacional en el sector.
El problema no es ni mucho menos menor, pero el PSOE mantiene la agenda intacta, sin dar un solo paso atrás a pesar de las protestas vistas en los últimos años y enquistadas en Cataluña, cuyo Govern, en manos de Salvador Illa (PSC), ni se inmuta ni visita las zonas más afectadas. Eso sí, mantiene las restricciones frente a la sequía en el campo, mientras permite llenar las piscinas privadas.
LAS LESIVAS LEYES DEL PSOE CONTRA LA AGRICULTURA
El cierre masivo de empresas en la agricultura, ganadería y pesca no es nuevo sino que viene arrastrándose desde el último lustro. «Nos vamos directamente hacia el abismo, ya estamos a medio camino», ha afirmado. En este sentido, señala que se compra cada vez más productos de fuera de Europa, mientras se aplican «restricciones» en zonas clave como Almería, el vivero más importante de España y de Europa.
Tener buenos productos agrícolas, explica el líder de SAE, supone un mayor coste, pero las mercancías importadas compiten por precio, no por calidad, y con una inflación galopante, de más del 50% en algunas mercancías básicas, como frutas, hortalizas o el propio aceite, los hogares optan por recortar gastos. La situación es crítica, pese a que España tiene una producción suficiente para mantener la soberanía alimentaria en caso de cerrar las exportaciones al resto de la UE y las importaciones desde Argelia, Marruecos, Suráfrica y romper con el acuerdo de Mercosur.
Por el momento, no hay solución al problema mientras se mantengan estas políticas asfixiantes contra el campo español. Un ejemplo de esta crisis es la restricción a la pesca, con la imposición de cuotas en especies marinas. Bruselas quiere acabar con la flota pesquera española a través de imposiciones para evitar poner en riesgo, mientras otros países, como Marruecos o Turquía no sufren ningún tipo de restricción y venden su pescado y marisco sin problema alguno en territorio español.
LA VENTA A PÉRDIDAS, INCONTROLABLE
Otro de los problemas asociados a esta crisis alimentaria es la venta a pérdidas de productos agrícolas y ganaderos, una estrategia comercial ilegal, pero lucrativa para quien la realiza al atraer a los consumidores y grandes superficies a un mayor número de consumidores. Para la solución a estas prácticas ganaderos y agricultores solo pueden denunciarlo, pero quien lo hace se queda sin cliente y en el sector sobran intermediarios que reemplazarían al denunciante ante la carestía en origen. «Vendrá otro a vender a pérdidas», resume Fuentes.
Vendrá otro a vender a pérdidas
En cuanto a las normativas más restrictivas, como el uso de fitosanitarios, los agricultores españoles están en una situación de clara desventaja por las leyes de Bruselas, que llega a subvencionar y pagar para no producir, un tiro en el pie, dado que otros productos coparían los lineales sin cumplir con la normativa impuesta en toda Europa. A la larga consiguen arruinar el negocio porque acaban de firmar Mercosur, tenemos también convenios con otros países del Magreb y el producto que viene de terceros no se les impone cláusulas espejo.
De hecho, los controles en frontera dejan mucho que desear al dar el visto bueno a productos que infringen las leyes y a precios más bajos. El desequilibrio es de tal magnitud que en los lineales de Reino Unido o Alemania ha pasado de vender el mismo producto español a un precio significativamente más alto, entre un 80% y un 90% más caro que en España, a tener prácticamente el mismo precio en la actualidad con la notable diferencia de salarios, más del doble fuera de nuestras fronteras respecto a las nóminas de los trabajadores españoles.
LOS ALTOS PRECIOS IMPIDEN COMPETIR AL CAMPO ESPAÑOL
«Los españoles no podemos comprar con nuestro nivel adquisitivo lo mismo que un belga o que un inglés», destaca el presidente de SAE. Asimismo, estos precios impiden competir con los importados de terceros países. Esta es solo una parte de la cruda realidad del campo, que pelea ahora por el agua, las ayudas europeas y unas leyes lesivas. Todo un reto.
El Gobierno, a través de Luis Planas, ministro de Agricultura, vigila el campo español para no pasarse en la producción, mientras los puertos «están invadidos de cereales y otros productos, haciendo competencia desleal y tirando los precios por el suelo», tal y como denunció el diputado ‘popular’ Pedro Gallardo, quien puso el foco en el «incremento exponencial de las importaciones» de materias agrícolas.
Desde la llegada de Planas al Ministerio se han perdido tres millones de cabezas de ganado, muchas de ellas sacrificadas ante la imposibilidad de poder darles de comer y obtener una rentabilidad a cambio debido a los elevados precios de la electricidad, el pienso y las restricciones de agua en algunas zonas. En 2024 se han perdido medio millón de cabezas de ovino y caprino y hay 71.000 vacas menos en el sector. «Están diezmando la cabaña ganadera y la cesta de la compra está por las nubes», denunció el diputado del PP.
EL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ DIEZMA LA AGRICULTURA
«La prueba de que poco o nada ha hecho el Gobierno para mejorar la situación del campo es que las protestas están volviendo a las calles», afirmó Gallardo. De hecho, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, consciente del problema generado por Planas y el Ejecutivo de Pedro Sánchez, acude a este jueves a una de las zonas más reivindicativas para poner soluciones al campo.
La prueba de que poco o nada ha hecho el Gobierno para mejorar la situación del campo es que las protestas están volviendo a las calles
Feijóo acude a una de las empresas hortícolas más carismáticas de Lleida para apoyar al principal eslabón de toda la cadena de producción y poner negro sobre blanco la dejadez y asfixia que vive el sector en una de las peores crisis que se recuerda en décadas. En este sentido, la crítica se centra en la dejadez y la acción lesiva del Gobierno del PSOE a los citricultores de Valencia por el rechazo a concederles el Mancozeb, un fungicida muy utilizado en agricultura, mientras que el Ministerio de Transición Ecológica, en manos ahora de Sara Aagesen, ha cortado el grifo del agua al olivar.
Asimismo, Planas ha rechazado la autorización del 1,3 dicloropropeno, un fumigante del suelo con propiedades nematicidas, fungicidas, insecticidas y herbicidas, utilizado especialmente contra enfermedades y plagas, como también el uso de la cloropicrina para combatir los nematodos, “la única solución que tienen para la fresa y el tabaco”, mientras que países como Italia y Grecia la han concedido