El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha llevado a cabo el cese de tres embajadores en menos de tres semanas por distintos motivos. Los embajadores en Croacia y Bélgica cesaron de forma fulminante. El último, Alberto Antón, con un historial intachable en la carrera diplomática, fue apartado del cargo tras quedarse dormido en la Conferencia de Embajadores, mientras que se vigila cualquier movimiento, hasta el punto de tener el visto bueno a las reuniones con dirigentes políticos.
Albares ha desgranado su estrategia, definida como una hoja de ruta del «terror», para tratar de unificar la visión de España en el exterior como una única voz. El ministro de Exteriores la define como una «revisión del despliegue en el exterior», pero en el cuerpo diplomático se habla de purga por no bailar el agua completamente al ministro, hasta el punto de tomar «represalias» si los actos van en contra de la estrategia del PSOE.
ALBARES Y LOS DESPLANTES CON AYUSO EN NUEVA YORK
El primer gran cambio de Albares en las últimas semanas fue en Croacia, con la salida de Juan González Barba, enviado de nuevo a Madrid para «hacer pasillo», es decir, permanecer en la sede de la madrileña plaza Marqués de Viana en vez de prestar sus servicios en el extranjero, como hasta ahora. Albares trata de quitar hierro a estos despidos fulminantes con frases del estilo: «No se cesa a nadie» o quienes trabajan en el Ministerio de Exteriores tienen un «sueldo inferior», mientras que los embajadores se llevan la «gloria».
No se cesa a nadie o quienes trabajan en el Ministerio de Exteriores tienen un sueldo inferior
Los cambios, además, se producen con el objeto de buscar «a los mejores» para una misión concreta. Todo ello, en un clima de escepticismo y críticas por la gestión de personal realizada por el propio Albares. La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) envió una misiva al Ministerio para que se aclarasen los «criterios objetivos» y se impusiera una mayor transparencia en la designación de los embajadores.
Las críticas en la carrera judicial se ponen aún más de manifiesto con los comentarios sobre el «cuaderno de Montecristo», una agenda donde Albares apunta los desencuentros o actos que no le gustan del personal del Ministerio de Exteriores. Un saludo a destiempo e incluso un mal gesto es motivo suficiente para llevar a cabo la particular purga de cada uno del personal.
SEÚL, EL NUEVO DESENCUENTRO DE ALBARES CON AYUSO
No es el único cese polémico. Albares apunta ahora a Guillermo Kirkpatrick de la Vega. El cese del embajador de España en Corea del Sur no se ha hecho oficial, pero la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afirma que se ha producido el despido de la embajada, una información adelanta por el Confidencial Digital.
El cambio se produce por el malestar en Exteriores debido a la reunión sin el consentimiento expreso de Albares que mantuvo Guillermo Kirkpatrick de la Vega con la presidenta de la Comunidad de la Madrid mes y medio después de la visita de Ayuso al país asiático. Tras el señalamiento de El País, Albares ha procedido a la purga tres semanas después.
Albares practica así un férreo marcaje a los embajadores, una dura defensa de los intereses del Gobierno y tratar de taponar las filtraciones. Ejemplo de ello fue la ausencia de una delegación institucional encabezada por la embajadora de España en Nueva York en el viaje de Ayuso. El Gobierno no realizó una recepción, una desatención impropia al ser un cargo electo y representante de una Comunidad Autónoma. Por este mismo motivo, se explica la desatención del cuerpo diplomático de Nueva York hacia Ayuso en su viaje a Nueva York, cuyo objetivo fue promocionar el español y las inversiones.
La relación internacional de Ayuso es uno de los principales obstáculos para la labor actual de Albares, cuya agenda es completamente opuesta a la de la Comunidad de Madrid. Mientras Madrid antepone la economía y las inversiones, Albares trata de ganar adeptos y apoyos a la causa de implantar el catalán en la UE, una exigencia de Junts para mantener el voto favorable al PSOE, así como tratar el difícil equilibrio con Marruecos y la insostenible situación de Gibraltar una vez producido el Brexit.
EL DIFÍCIL EQUILIBRIO DE ALBARES: LA ELECCIÓN DE SOCIOS DE ESPAÑA
Asimismo, tampoco lo tiene fácil con las relaciones en Latinoamérica, especialmente en Venezuela y Argentina. Por un lado, el Ejecutivo no reconoce a Nicolás Maduro como presidente electo en Venezuela, como tampoco a Edmundo González, líder de la oposición. Maduro no ha mostrado las actas de su elección, mientras el Ejecutivo de Pedro Sánchez trata de parar el rechazo unánime de la UE hacia el país.
Con la Argentina de Javier Milei, recibido con honores en el Madrid de Ayuso, Exteriores muestra una relación más que tirante desde el inicio tras los constantes descalificativos y ataques de ambas partes. Por otro lado, con EE UU, el líder de Vox ha acudido a la ceremonia de investidura del magnate estadounidense antes que el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Además, Albares se acerca más a la zona árabe y África que a las potencias occidentales, tratando de ejercer como árbitro en la guerra en Israel, una tregua que se ha logrado justo en el momento en el que llegó Trump.
Por ahora no hay sustitutos para los embajadores cesados. Los nombramientos se adoptan en el Consejo de Ministros, pero tampoco hay un tiempo máximo para permanecer en el cargo. Eso sí, resulta sorprendente que los cambios se produzcan al poco tiempo de haber llegado a la embajada.