El PSC vuelve a activar su cordón antidemocrático en Cataluña. Esta vez la señalada es Sílvia Orriols, tildada de nazi en el Parlamento catalán y señalada por el propio Salvador Illa hace solo cinco meses. El presidente de la Generalitat aseguró que el PSC gobernaría en Ripoll, el bastión de la líder de Aliança Catalana, una formación marcadamente independentista, pero con la misma preocupación por la inseguridad y la llegada de inmigrantes ilegales, que se empadronan en el Ayuntamiento a pesar de no disponer de contratos ni de documentación.
Esta forma de actuar le ha valido a la formación como el Vox independentista debido a los parecidos postulados en puntos concretos. Asimismo, esta formación ha sufrido ataques en distintos puntos de Barcelona, algunos de ellos con heridos y hospitalizados. Las agresiones fueron denunciadas tras la supuesta identificación de varios miembros de la CUP y Arran. Vox y el PP las rechazaron y condenaron, como también Junts.
Aliança Catalana es la línea más dura del independentismo y se ha hecho un gigante en Ripoll, donde gobierna en minoría, pero cuenta con más del 30% de los votos, un fuerte apoyo que el PSC ha buscado eliminar de la ecuación desde mayo de 2023. Orriols encontró 1.401 votos en una población de menos de 5.000 votantes censados. El PSC obtuvo solo dos concejales, los mismos que la CUP; mientras que Junts se quedó con tres, los mismos que ERC. No obstante, no hubo ‘cordón sanitario’ ante el rechazo de Junts.
SÍLVIA ORRIOLS, LA NUEVA PRESA DEL CORDÓN SANITARIO DEL PSC
Al PSC de Salvador Illa le incomoda Sílvia Orriols como en su día ocurrió con Xavier García-Albiol, el alcalde con mayoría absoluta de Badalona. Illa aplicó su cordón sanitario aliándose con una amalgama de partidos políticos que poco o nada tenían que ver, siguiendo los postulados del infame pacto del Tinell, que exigía a los socialistas e independentistas parar cualquier gobierno municipal o control institucional si las fuerzas de ambos daban para ello.
Este pacto apartó al líder del PP en Badalona, pese a la voluntad clara de la población. Tras aplicarse el pacto, volvió la violencia y la ocupación ilegal a las calles de la ciudad, con la pasividad del Ayuntamiento en manos de los socialistas. En las siguientes municipales, los votantes de Badalona apostaron decididamente por Albiol y su forma de hacer el denominado ‘badalonisme’, sin siglas, pero con la convicción necesaria para acabar con la violencia con los medios disponibles.
No obstante, un alcalde no puede hacer frente a las bandas que campan a sus anchas en Cataluña, donde se han registrado cuatro muertes violentas, una de ellas con un hacha en la cabeza, en las calles de ciudades catalanas. En Barcelona se han registrado dos muertes por apuñalamientos, que empiezan a ser habituales, mientras se evita dotar a la Guardia Urbana de los medios necesarios y despliegues para parar la ola de violencia.
EL PSC, INCAPAZ DE FRENAR LA OLA DE SANGRE
El PSC gobierna, pero tampoco actúa contra los desahucios, ni contra la violencia, mientras se permite empadronar en un mismo piso a más de 5.000 personas. La situación viene desde hace una década, pero los datos del propio Ministerio de Interior muestra que Cataluña lidera todos los ránkings de criminalidad, con 16 ciudades entre las 16 primeras del deshonroso listado. Madrid, con un millón menos de habitantes, se sitúa en el puesto veinte.
Con Sílvia Orriols ocurre ahora un escenario parecido. La alcaldesa de Ripoll apunta ahora al dedo de Salvador Illa como el ideólogo de una operación contra ella con ayuda de Junts, ERC y la CUP, votos necesarios para sacar adelante el asalto al poder en el municipio Ripoll.
El PSC, cuarta fuerza política, se haría con la alcaldía según la prensa local. Enric Pérez sería el alcalde, según ‘El Nou’. El líder socialista en la localidad goza de la máxima confianza de Illa y está dentro del llamado ‘sottogoverno‘, a las órdenes de la consejera de Territorio, Sílvia Paneque. Todo por no aceptar la votación democrática y la incapacidad de frenar el avance de una derecha conservadora independentista, como la no independentista de Vox.
El PSC ha abanderado esta lucha con los señalamientos públicos, con las formas de hacer política, excluyendo a todos los grupos políticos con los que no quiere tener contacto alguno, pese a presentarse como un gobierno dialogante y abierto a la diversidad. Orriols, no obstante, es más dura y directa, no rehúye el enfrentamiento y es doliente en sus palabras, especialmente contra la inmigración ilegal y contra las prácticas políticas del islam. Como respuesta, la Generalitat de Illa permite llevar el velo islámico en las escuelas públicas, mientras se está prohibiendo su uso en otros países europeos al ser un elemento de sumisión a las mujeres y de generar inseguridad al ocultar el rostro de quien lo lleva.
EL AVISO DE ILLA EN SEPTIEMBRE
«Y para que tenga las cosas bien claras: yo también gobierno para los ciudadanos de Ripoll», afirmó Salvador Illa el pasado mes de septiembre a Orriols. «Estaré vigilando lo que hace usted como alcaldesa de Ripoll. Y usted, como todos, cumplirá con la legalidad», afirmó en referencia a los impedimentos que está ejecutando el Ayuntamiento de Ripoll a la hora de empadronar a las personas.
El PSC acusa a Orriols de generar «odio y discriminación», creando un ambiente «absolutamente corrosivo para la convivencia en Cataluña». «A este discurso solo le hace falta un repicar de botas para tener el discurso que se pudiera haber hecho a la Baviera del 33», afirmó Ferran Pedret, presidente del PSC.