El truco Michelin para identificar entre jamón ibérico y serrano antes de comprar

En España, el jamón es mucho más que un alimento: es un símbolo cultural, un orgullo nacional y una experiencia gastronómica incomparable. Sin embargo, para muchos consumidores, diferenciar entre un jamón ibérico y un jamón serrano puede ser un auténtico desafío, especialmente cuando se enfrentan a la amplia oferta disponible en el mercado. Aquí es donde entra en juego el truco Michelin, una técnica sencilla pero efectiva que promete ayudar a los compradores a tomar decisiones informadas antes de llevarse a casa una pieza de este preciado manjar.

El truco Michelin, inspirado en los estándares de calidad que caracterizan a la famosa guía gastronómica, se basa en observar y analizar ciertos detalles clave del jamón. Desde el color y la textura hasta el aroma y la grasa, este método permite distinguir con precisión entre un jamón ibérico y un serrano, garantizando que el consumidor obtenga exactamente lo que busca. A continuación, desglosamos este truco en detalle y exploramos cómo aplicarlo en tu próxima compra.

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LA GRASA: EL SECRETO DE LA CALIDAD

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La grasa es uno de los elementos más distintivos entre el jamón ibérico y el jamón serrano, y también uno de los más importantes a la hora de evaluar su calidad. En este caso, el truco Michelin se centra en observar y tocar la grasa para determinar el origen y la categoría del jamón.

El jamón ibérico se distingue por su grasa blanca o amarillenta, que es suave al tacto y se funde fácilmente con el calor de los dedos. Esta grasa, rica en ácido oleico, es el resultado de la alimentación a base de bellotas y es una de las principales razones de su sabor único y su textura inigualable. Por otro lado, la grasa del jamón serrano es más dura y menos abundante, lo que refleja la dieta más básica de los cerdos blancos y su proceso de curación más corto.

Para aplicar este truco, presiona ligeramente la grasa del jamón con los dedos. Si se derrite rápidamente y deja una sensación aceitosa, estás ante un jamón ibérico. Si, en cambio, la grasa es más firme y no se funde con facilidad, se trata de un jamón serrano. Este detalle, aunque pequeño, puede ser decisivo para identificar el tipo de jamón que estás evaluando.