Las críticas que surgieron contra Andoni Ortuzar en el proceso otoñal de renovación de las direcciones del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en las tres provincias vascas no han derivado en la configuración de una corriente crítica que vaya a comprometer la permanencia del presidente de la formación jeltzale por un cuarto mandato.
Ortuzar puede sacar pecho porque la considerable pérdida de apoyos electorales del PNV ante el crecimiento de Euskal Herria Bildu (que ha copiado el tradicional pragmatismo de su principal adversario) no ha conllevado que el partido fundado por Sabino Arana haya conservado todo su poder.
Tras el ciclo electoral 2023-2024, el PNV es la primera fuerza del Parlamento Vasco, lidera un Gobierno gracias a que sus apoyos al PSOE en Madrid impiden que el PSE sopese conformar un Ejecutivo progresista en Euskadi e incluso mantiene un puesto en el Parlamento Europeo pese a las dudas que había sobre este hecho.
El PNV gobierna la tres diputaciones vascas, dos de las tres capitales de provincia del País Vasco (y en Vitoria comparten gabinete con el PSE, que lidera el consistorio) y forma parte del Gobierno de Navarra (a través de la coalición Geroa Bai).
RENOVACIÓN
Ortuzar ha logrado descabezar al PNV en las tres provincias vascas: Itxaso Atutxa dejó la presidencia del partido en Vizcaya tras 12 años en el cargo, el arzallusista Joseba Egibar se hizo a un lado en Gipuzkoa tras más de 3 décadas en el cargo, José Antonio Suso también renunció a renovar el cargo tras 8 años en Álava y Peio Etxeleku hizo lo propio tras 4 años en los territorios del sur de Francia, Iparralde. El único superviviente de la renovación fue Unai Hualde, que sigue al frente del PNV navarro y preside el Parlamento de la Comunidad Foral.
A cambio, Jone Berriozabal se hizo con la presidencia del partido en Álava (tras vencer en las primarias más reñidas contra el exalcalde de Vitoria Gorka Urtaran), María Eugenia Arrizabalaga en Gipuzkoa e Iñigo Ansola en la cuna y principal granero de votos del partido, Vizcaya.
ORTUZAR SIGUE
Ortuzar deshojó la margarita y, al igual que Arnaldo Otegi en EH Bildu, ha decidido eternizarse en el puesto. «Para salvaguardar la imagen pública del PNV, por respeto a los estatutos del partido y, sobre todo, por respeto a la libertad de la militancia para pensar y proponer nombres sin condicionamientos, he permanecido en silencio todo este tiempo sobre mi posición en torno a este proceso. No ha sido fácil, porque la presión de los medios de comunicación, y también la lógica necesidad de saber de muchas y muchos de vosotros, me urgían a hacer pública una decisión», asegura.
El dirigente asegura que en los últimos 4 años «los gobiernos de toda Europa han caído en la pospandemia y que nuestro partido ha sido capaz de retener prácticamente toda la representación institucional que tenía, y eso que veníamos de un ciclo electoral 2019-2020 en el que habíamos llegado a nuestro cénit político».
«Para mí ha sido, es y será siempre un honor estar al servicio de este partido. Quienes me conocéis sabéis que soy un optimista vital y siento pasión por lo que hago en cada momento, sea esto lo que sea. Creo en el PNV y en el futuro del PNV. Sin la más mínima duda. Y creo en la labor transformadora de la política», añade.
Y remata: «Yo estoy a disposición de este partido para lo que necesite. Donde la afiliación crea que soy más útil, allí estaré. Es por tanto vuestra hora y vuestra decisión. Lo que decidáis estará bien».
Ortuzar, por lo tanto, se postula a mantenerse en el cargo en la Asamblea General que el PNV celebrará en San Sebastián los próximos 29 y 30 de marzo.