Este pueblo medieval es el favorito de National Geographic para disfrutar en febrero

Enclavado en el corazón de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, se encuentra La Alberca, un pueblo medieval que parece detenido en el tiempo. Reconocido por National Geographic como uno de los destinos imprescindibles para visitar en febrero, este rincón de España combina historia, tradición y naturaleza en un entorno único. Sus calles empedradas, sus casas de arquitectura tradicional y su atmósfera tranquila lo convierten en un lugar perfecto para una escapada invernal.

Febrero es el mes ideal para descubrir La Alberca, cuando el frío de la sierra envuelve el pueblo en un halo mágico y sus paisajes se tiñen de tonos invernales. Además, su rica oferta cultural y gastronómica, junto con la hospitalidad de sus habitantes, hacen de este destino una experiencia inolvidable. A continuación, exploramos las razones por las que La Alberca es el lugar perfecto para disfrutar de una escapada en febrero.

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FEBRERO EN LA ALBERCA: NATURALEZA Y TRANQUILIDAD

Visitar La Alberca en febrero es una experiencia única, especialmente para quienes buscan desconectar del bullicio de la ciudad y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Rodeado por la Sierra de Francia, este pueblo es el punto de partida ideal para explorar un entorno natural de gran belleza, donde los paisajes invernales adquieren un encanto especial.

Uno de los mayores atractivos de la zona es el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, un espacio protegido que ofrece numerosas rutas de senderismo y miradores con vistas espectaculares. En febrero, la tranquilidad de los caminos y la frescura del aire convierten cada paseo en una experiencia revitalizante. Entre las rutas más populares se encuentra la que lleva al Valle de Las Batuecas, un lugar de gran valor paisajístico y cultural.

Además, el invierno en La Alberca tiene un encanto especial. Las chimeneas humeantes, el sonido del agua en las fuentes y el silencio de la sierra crean una atmósfera mágica que invita al descanso y la reflexión. Es el momento perfecto para disfrutar de la calma del pueblo, pasear por sus calles sin prisas y dejarse envolver por la belleza de su entorno.