Cada día son más los españoles que adquieren una segunda vivienda, tanto por sus beneficios financieros como por su interés por alejarse de los centros urbanos. Actualmente, son más de 2 millones las residencias de este tipo, por lo que los Seguros de segunda residencia se han vuelto un recurso indispensable para proteger el patrimonio.
La segunda vivienda en España: un activo de refugio
En España, las segundas residencias se han convertido en un activo muy popular: según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 2 916 000 viviendas están clasificadas como segundas residencias, reflejando una tendencia profundamente arraigada en el país.
Tras la pandemia, estas propiedades adquirieron una renovada importancia, ya que muchas familias buscan alejarse de los centros urbanos. Así, las áreas rurales, las zonas de playa y las periferias vieron un aumento significativo en la demanda. Sin embargo, el motivo principal para adquirir una segunda vivienda es la seguridad de esta inversión frente a la volatilidad de otros activos.
Con este auge, también ha crecido la necesidad de proteger estas inversiones. Las estadísticas muestran que las segundas viviendas son más propensas a sufrir robos e intrusiones, y duplican los incidentes registrados en las viviendas principales. Además, al no estar ocupadas de manera permanente, son más vulnerables a daños como escapes de agua no detectados a tiempo o problemas estructurales.
Estudios como el de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) destacan que, a pesar de ser un gasto adicional, es posible ahorrar significativamente al elegir la póliza correcta. Incluso hay coberturas como las de Yoigo —en asociación Mapfre— que ofrecen descuentos si el cliente ya tiene asegurada su vivienda principal, lo que vuelve más accesible la protección para una segunda residencia.
¿Qué cubre el seguro de segunda vivienda?
Uno de los mayores beneficios de un seguro para una segunda residencia es la cobertura de responsabilidad civil, que protege al propietario frente a posibles reclamaciones de terceros por daños relacionados con la propiedad. Por ejemplo, si una tubería rota en la vivienda afecta al vecino de abajo, el seguro puede hacerse cargo de los costes de reparación y posibles indemnizaciones.
Además, muchas pólizas incluyen servicios adicionales como asistencia en cerrajería, reparación de electrodomésticos y bricolaje, lo que resulta especialmente útil en viviendas que no se visitan con frecuencia.
Entre las coberturas más comunes, se encuentran:
- Incendios y fallos eléctricos. Daños causados por explosiones, rayos o incendios accidentales.
- Fenómenos atmosféricos. Inundaciones, hundimientos y vendavales, que pueden provocar daños significativos.
- Roturas. Reparación o reemplazo de cristales, espejos, encimeras y aparatos sanitarios rotos accidentalmente.
- Robos. Tanto dentro como fuera del hogar, incluyendo intimidación o violencia.
- Daños estéticos. Compensaciones para garantizar que las reparaciones mantengan la estética original de la vivienda.
Por otro lado, muchas aseguradoras también incluyen coberturas específicas para los propietarios de mascotas, cubriendo posibles daños causados por estas dentro de la vivienda o en espacios comunes. Este nivel de protección no solo resguarda la inversión económica, sino que también permite a los propietarios disfrutar de su segunda residencia sin preocupaciones.
La flexibilidad en las pólizas permite ajustar la cobertura a sus necesidades específicas, asegurándose de que la vivienda esté protegida en cualquier situación. A pesar de ser un gasto adicional, los beneficios y la tranquilidad que ofrece un seguro de segunda vivienda lo convierten en una inversión imprescindible para los propietarios en España.