Francia, conocida mundialmente por su exquisita gastronomía, es un país que ha elevado la cocina a la categoría de arte. Entre sus innumerables delicias, hay un postre que destaca por su singularidad y su sabor inconfundible: el Tourteau Fromager. Este pastel, originario de la región de Poitou-Charentes, es una auténtica joya culinaria que combina tradición, sencillez y un toque de misterio gracias a su característica corteza negra.
El Tourteau Fromager no es solo un postre, es una experiencia que transporta a los campos franceses, donde la leche fresca y los quesos artesanales son los protagonistas. Su textura ligera y su sabor delicado lo convierten en una opción irresistible para los amantes de la repostería. En este artículo, exploraremos la historia, los secretos de su elaboración y por qué este pastel es un símbolo de la esencia de Francia.
1UN PASTEL CON HISTORIA: EL ORIGEN DEL TOURTEAU FROMAGER
El Tourteau Fromager tiene sus raíces en la región de Poitou-Charentes, situada en el oeste de Francia. Esta zona, famosa por su producción de quesos de cabra, es el lugar donde nació este icónico pastel. Su nombre, «tourteau», hace referencia a su forma redonda, mientras que «fromager» alude al ingrediente principal: el queso fresco de cabra. Esta combinación única de ingredientes locales es lo que le da su sabor característico y su textura esponjosa.
La historia del Tourteau Fromager se remonta a siglos atrás, cuando las familias campesinas lo preparaban para celebraciones especiales, como bodas y bautizos. Su corteza negra, que podría parecer un error culinario, es en realidad una de sus señas de identidad. Este efecto se consigue al hornear el pastel a alta temperatura, lo que crea una capa exterior quemada que contrasta con su interior suave y cremoso. Aunque su apariencia pueda sorprender, esta corteza aporta un ligero toque ahumado que realza el sabor del pastel.
Con el tiempo, el Tourteau Fromager ha trascendido las fronteras de Poitou-Charentes y se ha convertido en un símbolo de la repostería francesa. Hoy en día, se puede encontrar en panaderías y pastelerías de todo el país, aunque sigue siendo un producto artesanal que conserva su esencia tradicional.