El 14 de enero de 1875, un joven Alfonso XII desembarcaba en España, marcando el fin de la Primera República y el inicio de una nueva era conocida como la Restauración. Su llegada, impulsada por el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto, representaba la esperanza de estabilidad en un país convulsionado por guerras civiles, levantamientos y una profunda crisis política. Este artículo explora la vida, reinado y muerte de Alfonso XII, así como el contexto político y social de la Restauración.
Juventud y ascenso al trono:
Nacido en 1857, Alfonso XII fue hijo de Isabel II, quien había sido destronada en 1868 por la Revolución Gloriosa. Su infancia transcurrió en el exilio, donde recibió una educación esmerada que lo preparó para el papel que el destino le tenía reservado. La inestabilidad de la República, marcada por la breve experiencia del reinado de Amadeo de Saboya y la posterior Primera República Federal, allanó el camino para su regreso. El pronunciamiento de Martínez Campos, que proclamaba a Alfonso XII como rey, fue recibido con amplio apoyo popular, cansado de la inestabilidad y la incertidumbre.
La Restauración Borbónica y el sistema Cánovas:
El reinado de Alfonso XII se caracterizó por la instauración de un nuevo sistema político ideado por Antonio Cánovas del Castillo. Este sistema, conocido como el sistema canovista o de la Restauración, buscaba la estabilidad a través de un bipartidismo artificial entre el Partido Conservador, liderado por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, encabezado por Práxedes Mateo Sagasta. La alternancia pacífica en el poder entre estos dos partidos, a menudo mediante elecciones controladas, se convirtió en la norma, aunque no estuvo exenta de tensiones y manipulaciones.
Modernización y paz:
A pesar de las limitaciones del sistema político, el reinado de Alfonso XII trajo consigo un periodo de relativa paz y modernización para España. Se impulsaron importantes reformas administrativas, económicas y militares. Se aprobó la Constitución de 1876, que establecía una monarquía parlamentaria, y se pacificaron los conflictos internos, como la Tercera Guerra Carlista y la insurrección cubana. El desarrollo económico, aunque desigual, experimentó un cierto auge, especialmente en sectores como la minería y la industria textil.
Reformas económicas:
El reinado de Alfonso XII coincidió con una fase de expansión económica a nivel mundial. España, aunque no se industrializó al mismo ritmo que otras potencias europeas, experimentó un cierto crecimiento. Se impulsaron proyectos de infraestructura, como la construcción de ferrocarriles y la mejora de puertos, que facilitaron el comercio y las comunicaciones. La minería, especialmente la del carbón y el hierro, vivió un periodo de auge, al igual que la industria textil catalana. Se llevaron a cabo reformas fiscales y se fomentó la inversión extranjera. Sin embargo, la agricultura, que seguía siendo el principal sector económico, continuó con sus problemas estructurales, como la desigual distribución de la tierra y la baja productividad. Esta modernización económica, aunque significativa, fue desigual y no llegó a todos los sectores de la sociedad por igual.
La Constitución de 1876:
Promulgada durante el reinado de Alfonso XII, esta constitución representó un punto de equilibrio entre las aspiraciones liberales y la necesidad de estabilidad. Establecía una monarquía parlamentaria, con el rey como jefe de Estado y las Cortes como órgano legislativo. Reconocía derechos fundamentales como la libertad de expresión y de asociación, aunque con ciertas limitaciones. La Constitución de 1876 fue flexible y permitió la alternancia en el poder entre conservadores y liberales, convirtiéndose en la base del sistema político de la Restauración. Su ambigüedad en algunos puntos, sin embargo, permitió diferentes interpretaciones y fue utilizada por los gobiernos para controlar el proceso político.
El papel de Cánovas del Castillo:
Antonio Cánovas del Castillo fue el artífice del sistema político de la Restauración. Como líder del Partido Conservador, diseñó un sistema bipartidista que buscaba la estabilidad a través de la alternancia pacífica en el poder con el Partido Liberal de Sagasta. Cánovas controló el proceso político mediante el caciquismo y la manipulación electoral, asegurando la continuidad del sistema. Su figura fue clave para la consolidación de la monarquía de Alfonso XII y para el desarrollo del periodo de la Restauración. Fue un político hábil y pragmático, que supo adaptarse a las circunstancias y mantener el equilibrio de poder.
El caciquismo:
El caciquismo fue un elemento clave del sistema político de la Restauración. Se trataba de una red de influencia local ejercida por personas poderosas, los caciques, que controlaban las elecciones y la vida política en sus zonas de influencia. Utilizaban su poder económico y social para manipular el voto, asegurar la victoria del partido en el poder y mantener el statu quo. El caciquismo, aunque criticado por su carácter antidemocrático, fue una pieza fundamental para la estabilidad del sistema canovista, permitiendo la alternancia pacífica entre conservadores y liberales. Sin embargo, limitaba la participación política real y perpetuaba las desigualdades sociales.
La situación de la agricultura:
A pesar de los avances en otros sectores, la agricultura española seguía lastrada por problemas estructurales durante la Restauración. La concentración de la tierra en manos de unos pocos propietarios, la falta de inversión en tecnología y la baja productividad eran algunos de los principales desafíos. Los campesinos, en su mayoría, vivían en condiciones de pobreza y dependían de los terratenientes. La agricultura, que seguía siendo la principal fuente de riqueza del país, no se modernizó al mismo ritmo que otros sectores, lo que contribuyó a las desigualdades sociales y a las tensiones en el campo. Diversas crisis agrarias, como la de la filoxera, agravaron la situación y provocaron movimientos de protesta campesina.
Las relaciones internacionales:
Durante el reinado de Alfonso XII, España mantuvo una política exterior prudente, buscando la estabilidad y el reconocimiento internacional tras el turbulento periodo anterior. Se firmaron acuerdos comerciales con diferentes países y se intentó mejorar las relaciones con las antiguas colonias americanas. España participó en conferencias internacionales y se integró en el sistema de alianzas europeas, aunque sin asumir un papel protagonista. La pérdida de las últimas colonias en 1898 (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) marcó un punto de inflexión en la política exterior española y supuso un duro golpe para el prestigio del país.
La vida social de la época:
La sociedad española durante la Restauración estaba marcada por profundas desigualdades. Una pequeña élite, compuesta por la aristocracia, la alta burguesía y la jerarquía eclesiástica, controlaba la mayor parte de la riqueza y el poder. Las clases medias, en expansión, aspiraban a ascender socialmente y emular el estilo de vida de la élite. La gran mayoría de la población, sin embargo, estaba formada por campesinos y obreros que vivían en condiciones precarias. La vida social se desarrollaba en torno a la familia, la religión y las tradiciones locales. Las ciudades experimentaron un importante crecimiento y se convirtieron en centros de modernización y cambio social.
El ejército:
El ejército desempeñó un papel crucial durante la Restauración. Fue el garante del orden establecido y el principal apoyo de la monarquía. El pronunciamiento de Martínez Campos, que restauró la monarquía borbónica, demostró la influencia del ejército en la política. Los militares ocupaban puestos clave en la administración y participaban activamente en la vida pública. La derrota en la Guerra de 1898, sin embargo, puso de manifiesto las deficiencias del ejército español y provocó una profunda crisis en el seno de las fuerzas armadas.
El movimiento obrero:
El movimiento obrero experimentó un importante desarrollo durante la Restauración. La industrialización, aunque limitada, generó una nueva clase trabajadora que comenzó a organizarse para defender sus derechos. Surgieron sindicatos y partidos obreros, como la Unión General de Trabajadores (UGT) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que reivindicaban mejoras salariales, reducción de la jornada laboral y reconocimiento de los derechos laborales. El movimiento obrero, influenciado por las ideas socialistas y anarquistas, se convirtió en una fuerza social cada vez más importante y protagonizó numerosas huelgas y protestas.
Muerte prematura y legado:
La muerte prematura de Alfonso XII en 1885, a la edad de 27 años, a causa de tuberculosis, truncó las esperanzas depositadas en él. Dejó como heredero a su hijo póstumo, Alfonso XIII, cuya minoría de edad abrió un nuevo periodo de incertidumbre bajo la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena.
A pesar de su breve reinado, Alfonso XII dejó una huella significativa en la historia de España. La Restauración, aunque con sus defectos, logró estabilizar el país tras un periodo de turbulencias y sentó las bases para la modernización de España en las décadas siguientes. Su figura, envuelta en un aura de romanticismo y esperanza, sigue siendo objeto de estudio e interés en la actualidad.