Sonsoles Espinosa, así ha recuperado el anonimato, la polémica esposa cantante de Zapatero

Entre todas las esposas de presidentes españoles del Gobierno, siempre ha habido una máxima que se ha repetido: ninguna quería vivir en Moncloa y entendían ese cambio vital como una renuncia a ellas mismas para ocupar un inexistente cargo que sí que tiene muchas cargas. De todas ellas, puede que la más contradictoria haya sido Sonsoles Espinosa, la esposa de José Luis Rodríguez Zapatero, presidente entre 2004 y 2011. En ocasiones disfrutó de las posibilidades que otorgaba ser la anfitriona de La Moncloa y en otros manifestó un odio visceral a la prensa. En muchas circunstancias su tan cacareada timidez llegó a lindar con la mala educación.

Su vida antes de llegar su marido a la presidencia fue tranquila en León. Nacida en Ávila, de familia militar, por el trabajo de su padre Sonsoles se trasladó a la capital leonesa y en ella estudió Derecho. En los años universitarios conoció a Rodríguez Zapatero con el que se casó por la Iglesia en 1990 en Ávila.

Nunca mostró especial interés en la política mientras su marido iba escalando puestos en el PSOE. Desde el famoso ‘Pacto de la Mantecada’ que tanto dio que hablar en la política leonesa hasta que se alzara como Secretario General en el año 2000, cuando era el candidato más insospechado y todo el mundo miraba a Rosa Díez, Matilde Fernández y, sobre todo, a José Bono.

En esa época Sonsoles se negó a dejar León e instalarse en Madrid con su marido. Prefería la tranquila vida en una ciudad de provincias donde ejercía de profesora en un importante colegio privado. También quería que sus hijas, Alba y Laura, se criaran en ciudad pequeña y lejos de la parafernalia que suponía ser las descendientes del entonces líder de la oposición.

EL CARÁCTER DE SONSOLES ESPINOSA

Sin embargo, con el paso del tiempo, por temas de seguridad e imagen, Sonsoles se vio obligada a trasladarse a la capital de España. Cuanta José García Abad en su biografía sobre Zapatero El Maquiavelo de León (La Esfera de los Libros, 2011) que para Espinosa el triunfo en las elecciones del 14 de marzo de 2004 no fueron ninguna alegría. Sabía que convertirse en ‘Primera Dama’ española fulminaba de facto su tranquilidad y que dejaba de ser un personaje anónimo.

Durante los siete años que vivió en el palacio presidencial Sonsoles protagonizó todo tipo de anécdotas y rumores que iban en la misma dirección: lo difícil que era convivir con ella para los trabajadores de Moncloa. Muchos episodios los confirma Ángeles López de Celis en su libro Las damas de La Moncloa (Espasa, 2013) como su obsesión con la alimentación de sus hijas que traía de cabeza a los cocineros de palacio o sus malas formas con los encargados de seguridad cada vez que acudía a nadar a una piscina del ministerio de Interior.

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José Luis Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa votando en 2009.

También Miguel Ángel Revilla, entonces presidente de Cantabria, comentó con disgusto cómo ofreció al matrimonio Zapatero-Espinosa pasar un verano en su comunidad y Sonsoles prefirió trasladarse a la Mareta. Un palacete en Canarias que el rey Hussein de Jordania regaló a Juan Carlos I pero este cedió a patrimonio. En ese verano ya había estallado la crisis económica y no se vio con buenos ojos que Zapatero veranease en un entorno que muchos entendían como lujoso.

Sin embargo, los mayores quebraderos de cabeza para Sonsoles fueron los que se derivaban de su gran pasión: el canto. Durante esos años Sonsoles llegó a cantar como suplente en el coro del Teatro Real y en el de RTVE. Ya en su momento, generó muchas suspicacias su fichaje por parte del Ente público. La sombra del nepotismo siempre estuvo presente.

UN FUNCIONARIO PARA SONSOLES ESPINOSA

Sin embargo, lo peor fue entre abril y mayo de 2007. En esas fechas Sonsoles cumplió uno de sus grandes sueños. Cantar en la Ópera de País. Durante un mes formó parte del coro de Carmen de Bizet. El problema llegó cuando saltó a la luz pública que se estaban usando recursos públicos durante su estancia en la capital gala.

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Sonsoles Espinosa y José Luis Rodríguez Zapatero llegando a la capilla ardiente de Calvo Sotelo en 2008.

Recientemente El Confidencial ha resaltado que se retiró de su destino en Argel a un diplomático, Carlos Ruiz González. Un papel, el de este diplomático, que recuerda a la actualidad de Cristina Álvarez, funcionaria que ha acabado ejerciendo de asesora de Begoña Gómez.

La situación generó malestar también en la legación diplomática española en Francia, debido al contexto del momento, elecciones presidenciales en el país galo, que siempre generan un trabajo extra en las embajadas. El asunto se tornó más serio cuando un diputado del PP, Miguel Ángel Barrachina, preguntó en sede parlamentaria sobre el gasto que supuso para las arcas públicas la estancia de Ruiz González en París ejerciendo de chevalier servant de Sonsoles Espinosa.

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Sonsoles Espinosa, Zapatero y sus hijas en al polémica foto con el matrimonio Obama.

En 2009 se repitió una situación parecida. Cuando para una estancia de Sonsoles y sus hijas en Nueva York durante tres días se desplazó desde la embajada de Tel Aviv el diplomático Pablo Platas para acompañarlas. Claro que ese año, el escándalo que más afectó a Espinosa fueron las famosas fotos de sus hijas visitando a Obama vestidas de góticas. Comentarios, chascarrillos y memes en la época en la que éstos estaban empezando. Tanto el presidente como su esposa amenazaron con demandas e intentaron que la famosa foto desapareciera. Con ello, obviamente, consiguiendo darle oxígeno al asunto.  

SONSOLES ESPINOSA LEJOS DEL FOCO

En noviembre de 2011 Zapatero adelantó elecciones debido a la gran crisis económica del momento y decidió no presentarse a la reelección. Mientras que Zapatero nunca ha dejado de ser nombre influyente en el ámbito político de la izquierda, Sonsoles volvió a su punto de partida. Ha vuelto a alcanzar un semianonimato que tanto echó de menos. Unos meses antes de salir de Moncloa, un reportaje en Vanity Fair generó polémica porque el entorno de Sonsoles hablaba de que se sentía “como en una jaula” en Moncloa.

Sin embargo, el matrimonio no volvió a León donde adquirieron una parcela de 675 metros cuadrados en el barrio de Eras de Renueva. Eso sí, cada vez visitan más la ciudad debido a los problemas del padre de Zapatero derivados de su edad, 88 años. En Madrid el matrimonio vive en un chalet en Aravaca valorado en 800.000, lugar que es el gran refudio de Sonsoles Espinosa.