«Desilusión» por Navidad tras dos meses de la peor DANA del siglo y las posteriores y mortíferas riadas en los 78 municipios afectados en Valencia. Las calles aún mantienen el lodo y escombros arrastrados, mientras las pilas de coches continúan en los cementerios improvisados sin que haya un plan para desguazarlos. Los militares siguen en la zona, así como policías locales de otros municipios y ciudades, algunos de ellos de vacaciones, pero ‘trabajando’ para dar una mayor seguridad.
Las únicas grandes colas son las del aprovisionamiento y el desembarco de un nutrido grupo de jóvenes de ‘La Revuelta’, que ha revolucionado el barrio para entregar regalos a los más pequeños, que aguardan una larga cola esperando el turno.
El Gobierno, por su parte, ha evitado realizar visitas oficiales en plena época invernal. Pedro Sánchez ha preferido los paisajes del los Pirineos en Huesca junto a su imputada esposa, Begoña Gómez, mientras ni Interior, ni Defensa, como tampoco ningún otro Ministerio tiene agendada una visita a las zonas afectadas. Salvo sorpresa, no habrá comitiva, como sí la hubo el pasado 22 de diciembre por los Reyes Felipe VI y Letizia, una muestra de que no era necesaria la presencia de ningún miembro del Ejecutivo para visitar la zona. La ministra Robles es la que más se ha acercado, pero ha sido criticada por los afectados debido a la lentitud de los trabajos.
Han pasado ya dos meses desde aquel fatídico 29 de octubre, cuando las alarmas no sonaron y cuando lo hicieron era demasiado tarde. La vida en los 78 municipios afectados por la peor ANA del siglo cambiaron por completo, sin que lleguen las ayudas con la rapidez deseada, a pesar de los grandilocuentes anuncios de miles de millones de euros que deberían estar ya en las cuentas de los afectados.
GARAJES CON LODO TRAS DOS MESES DE LA PEOR DANA DEL SIGLO
Los garajes con lodo son la tónica, especialmente en las zonas más alejadas de Valencia. En Chiva, por ejemplo, no ha entrado maquinaria en la zona del barranco con el fin de limpiar y adecuar el cauce dos meses después de la peor DANA del siglo. Muchos se preguntan ahora dónde han ido a parar los impuestos, más cuando el tiempo que ha pasado sería más que suficiente en la cuarta potencia europea. De hecho, el Ministerio de Transportes ha dado buena cuenta de la acción en las infraestructuras, aunque quedan aún por adecuar decenas de kilómetros de vías férreas.
Los coches continúan apilados como si de un tetris macabro se tratara tras dos meses de las riadas y la peor DANA del siglo, generando así problemas medioambientales y riesgos para la integridad de las familias afectadas debido a los incendios de las baterías de los vehículos eléctricos.
Los ácidos y el combustible se mezcla también con la arena de las campas y amenaza con filtrarse al subsuelo que riega la Albufera de Valencia, donde se pesca y se cultiva, pero la Administración está de vacaciones. No hay un plan para retirar los residuos tras la DANA y las riadas posteriores, como tampoco se contempla llevar los coches a desguaces de otras provincias pese al colapso de los registrados en Valencia.
La cara más amable se centra en la reapertura de los comercios, muchos de ellos de alimentación, que dan algo de alivio a las familias que sobreviven sin cocina aún dos meses después. El balance, además, es desolador aún. 223 muertos, tres desaparecidos y miles de damnificados que tratan de retomar el futuro reconstruyendo su presente. Algunos de ellos tienen claras las palabras de los Reyes: «Dan aliento, pero la realidad es demasiado cruda».
LAS CUENTAS Y ANUNCIOS NO LLEGAN A LOS AFECTADOS DE LA PEOR DANA DEL SIGLO
Por el momento, 854 millones han llegado por parte de la Generalitat, mientras el Gobierno se pierde en las cuentas de los 16.600 millones, entre los que se incluyen los pagos del Consorcio de Seguros. Tan solo se han entregado de forma directa 900 millones, mientras el cepillo de la Agencia Tributaria sigue pasando por la zona.
Numerosos autónomos con comercios propios han tratado de reabrir de nuevo tras dos meses de la peor DANA del siglo con ayuda de familiares, clientes y empresas proveedoras, mientras quienes tienen músculo financiero han tardado más de un mes en poder poner en marcha sus propios centros. Los concesionarios afectados, la mayoría ubicados en las zonas más cercanas a los barrancos, no se plantean la reapertura por el momento, como tampoco las gasolineras devastadas en la zona.
En total, 54.000 empresas y más de 100.000 afectados directos, mientras han reabierto carreteras. Eso sí, 24.000 alumnos asisten a clase en otros centros escolares debido al riesgo de derrumbe. Todo ha cambiado en Valencia, pero la lentitud en la reconstrucción trae desilusión.