En 2020 Marruecos lanzó su ofensiva total para desbancar al Frente Polisario en su legítima lucha por el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Uno de los puntos claves es expulsar al Polisario de la Internacional Socialista. Para ello utiliza a su «tonto útil» más frecuente: El PSOE.
Los socialistas se han convertido en la única formación teóricamente de izquierdas que apoya al colonialismo marroquí en el norte de África. Y sobre todo, una de las pocas fuerzas progresistas que está a favor de un régimen como el de Mohamed VI, donde los derechos humanos brillan por su ausencia.
El arma que utiliza el reino alauí es la joven ONG, poco más de cuatro años de existencia de el Movimiento Saharaui por la Paz. Una asociación con sede en Rabat y que aspira a entrar en la entidad con la única idea de incordiar al Polisario y blanquear el plan de autonomía marroquí que no respeta los derechos de los saharauis residentes en el Marruecos ocupado.
LOBBY CON ZAPATERO A LA CABEZA
El Movimiento Saharaui por la Paz es una asociación de escaso calado entre el pueblo del Sáhara Occidental, tanto en la parte dominada por Marruecos como en la zona del dominada por los nacionalistas saharauis, y ya no digamos en la zona de los campamentos de refugiados de Tinduf o los exiliados a otros países del mundo.
Pero realizan una labor de zapa, especialmente en el mundo iberoamericano que trata de quitar legitimidad a la lucha de los activistas saharauis dentro de Iberoamérica. Minando relaciones estatales y que cuenta con una figura reconocida como es la de José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente de España.
El antiguo mandatario español es reconocido por su apoyo a la monarquía marroquí. De hecho su figura junto a la de ostro histórico socialista como fue José Bono fueron las utilizadas para dar a conocer a la entidad tras unas charlas organizadas por dicha organización en las Islas Canarias. Fue una puesta de largo clara para lanzar su mensaje a España y al resto del mundo Hispano. Una ideología bastante clara, ser contrario al Frente Polisario y renegar del derecho de autodeterminación que la ONU reconoce al pueblo saharaui y aceptar el plan de autonomía ofrecido por Marruecos dentro de su ideología expansionista.
Una ideología que proviene del más rancio nacionalismo que aspira a conquistar por los medios que sean el norte de Mali, el oeste de Argelia, Mauritania, el Sáhara Occidental y las españolas Ceuta y Melilla y las Islas Canarias para poder cerrar el círculo imperialista de un país que no es capaz de mantener a su juventud, que en una gran mayoría con migrar a Europa. Poniendo en riesgo su vida en ese intento de migración.
En este sentido, la actitud de Zapatero y del PSOE es bastante extraña puesto que desde 2022 dos informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que señalan que esta entidad está al servicio de los intereses del rey de Marruecos. De momento esas advertencias son ignoradas por los socialistas que mantienen relaciones con la dicha ONG.
Pero la polémica viene de finales de septiembre de 2022. Allí Zapatero y Bono en la ciudad de Gran Canaria participaron como ponentes en una conferencia titulada: ‘Sáhara Occidental: 1ª Conferencia Internacional por la Paz y Seguridad. Fueron los invitados estrellas del evento junto al también ex ministro y eurodiputado socialista, Juan Fernando López Aguilar, ministro de Zapatero en su día y también dentro de la esfera del Lobby marroquí que actúa en España, según fuentes de la Guardia Civil.
Esa conferencia fue el inicio de una serie de colaboraciones de Zapatero con la nombrada ONG. Ayudas siempre remuneradas, algo reconocido por su secretario general, Hach Ahmed Bericalla. Que reconoce esos pagos pero que señala como «irrelevante» saber cual es la cantidad que cobra cada vez que el ex presidente español para justificar la ocupación del Sáhara Occidental.
Desde sus colaboraciones Zapatero siempre ha señalado que «la propuesta de Marruecos para que el Sáhara pase a ser una región autónoma de su territorio es un buen camino para negociar». También en esta línea, el leonés califica de «valiente» la postura del jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, de apoyarla y defenderla.
Una línea que aprovecha cada vez que puede para poder seguir teniendo sus intereses personales en Marruecos que le reportan beneficios económicos, a pesar de que ello conlleve blanquear al régimen marroquí. Un entramado que respeta poco los derechos de los saharauis y condena a 300.000 persona a vivir en el exilio de la Hamada argelina.