La Infanta Elena llega a los 61 años en un momento en el que ha encontrado el equilibrio con su imagen pública. Fue en el aniversario del año pasado, cuando llegó a la cifra redonda de 60, cuando se escenificó la cercanía recobrada con Felipe VI y Letizia.
La hija mayor de Juan Carlos I fue aparta de sus funciones institucionales cuando su hermano accedió al trono. Desde ese momento la Duquesa de Lugo quedó incluida bajo el ambiguo paraguas de ‘familia del Rey’ que utilizan en Zarzuela para diferenciar a la Familia Real como institución. Sin embargo, sigue siendo la tercera en la línea de sucesión al trono.
A pesar de este detalle, que en comunicación de la Casa del Rey siempre pasan por alto, la Infanta Elena tiene una vida alejada de cualquier proyecto institucional. Desde años trabaja para la fundación MAPFRE. La empresa privada nunca ha confirmado los distintos rumores sobre el sueldo que estaría percibiendo la aristócrata.

Pilar Eyre llegó a afirmar que los emolumentos de la hermana de Felipe VI alcanzaban los 300.000 euros. El entorno de Elena de Borbón nunca se pronuncia sobre estos asuntos, pero en esta ocasión sí que desmintieron la cantidad aportada por la escritora catalana.
LA INFANTA ELENA EL GRAN APOYO DE JUAN CARLOS I
La marcha de su padre Juan Carlos I a Abu Dabi hizo que la Duquesa de Lugo reforzase aún más el vínculo especial que siempre ha tenido con el Rey Emérito. Nuria Tiburcio, en su libro biográfico sobre doña Elena La infanta castiza (La Esfera de los Libros, 2023), asegura que ésta culpa de la situación de su padre al actual gobierno, aunque entiende las decisiones de hermano Felipe VI.
Con quien no tiene tan buena sintonía es con su cuñada la reina Letizia. Su relación fue complicada casi desde el principio cuando la actual consorte aterrizó en Zarzuela en 2004. Sin embargo, un punto de no retorno entre ambas fue en 2007 cuando se produjo la separación de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar y la entonces princesa de Asturias optó por mantenerse cercana a Jaime.

Todavía se ensanchó más la distancia entre ellas cuando se produjeron las famosas imágenes en la Semana Santa de 2018 en la catedral de Palma de Mallorca, cuando le mundo asistió el enfrentamiento entre la Reina Letizia y la Reina Sofía cuando ésta quiso sacarse una foto con su nieta la Princesa Leonor.
LA RELACIÓN CON SUS HIJOS
En los últimos meses lo que más ha evolucionado es la actitud de la Infanta con respecto a sus dos hijos. Froilán ha encauzado su vida y parece feliz con su trabajo en Emiratos Árabes Unidos. Por su parte, Victoria Federica se ha lanzado al mundo del espectáculo convirtiéndose en influencer y mujer anuncio en general.
«Froilán siempre fue rebelde, la sorpresa para ella ha sido el cambio de actitud de Victoria Federica», explica Nuria Tiburcio en su libro y concluye con que «a la infanta no le gusta la vida que ha elegido su hija».

Sin embargo, un año después de la publicación del libro las cosas han cambiado y doña Elena se ha acostumbrado a la decisión que ha tomado su hija, aunque ello suponga tener una relación más cercana con los medios. Una asignatura que Victoria de Marichalar no acaba de aprobar, aunque su presenta pasa por la convivencia con los periodistas. Un gremio con el que su madre nunca ha tenido una buena relación.
Este recelo a los periodistas es una de las pocas cosas que sigue teniendo en común con su exmarido Jaime de Marichalar que desde hace años ha conseguido vivir sin ser noticia y pasando desapercibido.