La no asistencia de los Reyes de España a la reinaguración de la catedral de Notre Dame en París ha generado una gran polémica. Los líderes de los países más importantes estuvieron allí, incluidos varios miembros de las monarquías europeas como William de Gales o los Grandes Duques de Luxemburgo.
Las razones por las que España no estuvo representada al más alto nivel en un evento de vital importancia para la imagen del país y las relaciones diplomáticas con Francia, aún no se han explicado de manera oficial.

Lo que sí hemos tenido es una gran cantidad de versiones, rumores y comentarios sobre lo que de verdad ha pasado. Algo que va más allá del cotilleo puntual y que habla de la salud de las relaciones entre las dos instituciones más importantes del país: Ejecutivo y Casa Real.
Según ha trascendido el Elíseo cursó invitación tanto al ministerio de Cultura que preside Ernest Urtasun como a Felipe VI y Letizia Ortiz. En el caso del titular de Cultura trascendió que no acudió por motivos personales: acudir con familiares a una función del Circo Mundial. Pero, ¿Qué pasó con los Reyes?
VILLARINO SE QUEDÓ SIN ‘MINISTRO DE JORNADA’
Para los viajes de Estado los monarcas viajan con lo que se denomina ‘ministro de jornada’ que varía en función de la naturaleza del acto, del lugar y del interés que en ese momento España tenga con respecto a la nación a visitar. Este detalle es importante porque desde fuentes cercanas al Ejecutivo se habla de que la invitación del Estado francés era nominal para el ministro Urtasun. No se podía transferir. Al que no querer cambiar éste su agenda privada no existía, según está versión, la posibidad de que otro miembro del Consejo de Ministros acompañara a los monarcas esapañoles.

Obviamente, esta versión es hasta cierto punto favorable para el Ejecutivo. Sin embargo, otras versiones dan un matiz más complicado al asunto. Fuentes consultadas por MONCLOA hablan abiertamente de «frialdad» entre el Jefe de la Casa del Rey Camilo Villarino y el ministro de Austos Exteriores Albares. El que fuera embajador en París, aseguran nuestras fuentes, no quiso «buscar una soloción para que los Reyes puedieran estar en Notre Dame».
La relación entre el titular de Exteriores y Camilo Villarino, nos aseguran, es «distante y fría» desde hace mucho tiempo. Tienen alguna cuenta pendiente del pasado. Ambos están bien mirados por el PSOE. Contra lo que se dijo en su momento, el Gobierno estaba muy contento con el nombramiento de Villarino al frente de la Casa del Rey. Sin embargo, dentro del PSOE siempre hay distintas sensibilidades y estar cercano a unas te hace ponerte en el punto de mira de otra.
EL ORIGEN DE LA TENSIÓN ENTRE CAMILO VILLARINO Y ALBARES
El gran borrón de la trayectoria de Villarino es su imputación por el caso Brahim Gali. Esto fue en su momento exgrimido por José Manuel Albares para negarle el puesto de embajador del Reino de España ante Rusia. Evitó que tomara la cabeza de la legación española en Moscú. Hasta ese momento Villarino había sido Jefe del Gabinete de la anterior ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya. Albares no quiso contar con él en el puesto ni tampoco darle una embajada acorde.

Sin embargo, otro socialista, este de los considerados ‘pata negra’, Josep Borrell acudió en su ayuda. Intentó convencer a Albares de que un diplomático como Villarino que acumulaba una importante experiencia en lugares claves para España como Estados Unidos o Marruecos, merecía ponerse el frente de la embajada ante la Federación Rusa. El intento de Borrel no surtió efecto y decidió rescatar él mismo a Villarino para convertirle en Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
La tensión entre Villarino y Albares, hasta ahora un asunto que se comentaba como curiosidad en los círculos políticos, ha acabado por afectar a la Casa Real en un evento en el que su ausencia ha tenido resonancias internacionales.