La reina Sofía siempre ha sido un ejemplo de fortaleza y dignidad en la Casa Real española, aunque su vida personal no ha estado exenta de algunos desafíos. Recientemente, un ingreso hospitalario en Madrid debido a una infección urinaria puso de relieve un aspecto que ha acompañado a la emérita en los últimos años: la soledad. Aunque su hijo, el rey Felipe VI, la visitó en dos ocasiones, una vez en compañía de la reina Letizia, y la infanta Elena también se hizo presente, su otra hija, Cristina, no acudió debido a su residencia en el extranjero. Irene de Grecia, su hermana inseparable, solo pudo realizar una breve visita, limitada por su delicado estado de salud.
2El circula de la reina Sofía, aunque pequeño, ha sido leal y duradero
La reina Sofía siempre ha mantenido que una soberana no tiene amigos. Según sus propias palabras, recogidas en diversos libros, el deber hacia la institución prevalece sobre todo lo demás. Este principio, inculcado desde su infancia por su madre, la reina Federica, ha marcado su vida. La soledad, más que una circunstancia, ha sido una constante aceptada como parte de su destino. Sin embargo, ello no le ha impedido establecer lazos duraderos con personas de su confianza, aunque en un número muy reducido.
Otro apoyo clave para la reina Sofía ha sido su cuñada Ana María, viuda de Constantino de Grecia. Tras el fallecimiento de este último, Sofía ha demostrado un gran compromiso con su familia griega. Su cercanía con Ana María, que se remonta a los inicios de la relación entre esta y Constantino, se ha fortalecido en momentos difíciles, como el funeral de su hermano. En esas circunstancias, Sofía no dudó en viajar a Grecia para estar junto a su cuñada y brindar consuelo en un periodo de duelo.