La atención especializada del Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA) se centra en la protección integral de los menores, tanto hijos de mujeres víctimas de violencia de género como menores agredidas directamente por sus parejas o exparejas. Este servicio, dependiente de la Consejería de Justicia, ofrece un apoyo multidisciplinar crucial para garantizar su bienestar y seguridad durante todo el proceso judicial.
El SAVA, presente en las principales sedes judiciales andaluzas y con equipos itinerantes para el ámbito rural, proporciona un acompañamiento integral a los menores a través de equipos multidisciplinares. Estos equipos, compuestos por psicólogos, abogados y trabajadores sociales, ofrecen orientación psicológica, jurídica y social, adaptándose a las necesidades específicas de cada caso. El objetivo primordial es evitar la doble victimización de estos menores, proporcionándoles un entorno seguro y comprensivo. Más de 400 menores fueron atendidos por violencia de género en 2023 y casi 300 entre enero y septiembre de 2024, cifras que demuestran la necesidad y la importancia de este servicio.
Salas Gesell y protocolos de actuación para una atención especializada
El SAVA acompaña a los menores durante las declaraciones policiales y judiciales, facilitando su testimonio en un entorno protegido. En muchos casos, los juzgados solicitan la intervención del SAVA para la práctica de pruebas preconstituidas en salas Gesell. Estas salas, espacios habilitados con sistemas de grabación audiovisual, permiten obtener el testimonio del menor con total seguridad jurídica, evitando que tenga que repetir su relato en múltiples ocasiones y minimizando el impacto emocional del proceso. Andalucía ha multiplicado el número de salas Gesell en las sedes judiciales desde 2019, contando actualmente con cerca de 40, lo que refleja el compromiso con la protección de los menores. Además, el SAVA elabora informes de vulnerabilidad en coordinación con jueces y fiscales, que recogen los antecedentes personales de la víctima, la naturaleza del delito, los perjuicios causados, la evolución de la víctima y, fundamentalmente, proponen medidas de asistencia y protección para el menor durante todo el proceso judicial.
El enfoque del SAVA se adapta a las circunstancias de cada menor, diferenciando entre:
- Hijos de mujeres víctimas de violencia de género (víctimas indirectas): En estos casos, la atención se centra en la valoración integral de las necesidades de la unidad familiar, elaborando planes de intervención individualizados para cada menor con especial énfasis en el apoyo psicológico y educativo. Se trabaja con la familia para crear un entorno seguro y estable, minimizando el impacto de la violencia de género en el desarrollo del menor. Se busca proporcionar herramientas y recursos que fortalezcan la resiliencia de la familia y promuevan su recuperación.
- Menores víctimas directas de violencia de género: El SAVA realiza entrevistas privadas con las menores, con el consentimiento de sus progenitores o tutores, creando un clima de confianza para que puedan expresar sus experiencias sin presión. Se identifican las áreas donde necesitan apoyo y se les ofrecen consejos de autoprotección adaptados a su edad y contexto. Se trabaja en la recuperación emocional de la menor, proporcionándole herramientas para afrontar la situación y empoderándola para que pueda tomar decisiones informadas sobre su futuro. Además, se ofrece apoyo emocional y orientación a los padres, madres o representantes legales, quienes a menudo se pueden sentir responsables o culpables. Se les informa sobre los recursos disponibles, como los del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), y se les orienta sobre cómo apoyar a sus hijas. El plan de intervención incluye el acompañamiento de la menor durante las declaraciones judiciales y policiales para que se sienta segura y comprendida.