Las labores de búsqueda tras la riada que asoló Letur (Albacete) el pasado martes han dado un nuevo y trágico giro con el hallazgo de restos humanos en la zona de Las Ramblas. Este descubrimiento se suma al del cuerpo sin vida de una mujer encontrado el domingo, elevando la incertidumbre y el dolor en un municipio que lucha por recuperarse de la catástrofe. Las autoridades trabajan con celeridad para identificar los restos y continuar con la búsqueda de las tres personas aún desaparecidas.
La búsqueda continúa
El Servicio de Atención y Coordinación de Urgencias y Emergencias 112 de Castilla-La Mancha confirmó el hallazgo de restos humanos el pasado lunes en Las Ramblas de Letur. La Guardia Civil se encuentra actualmente analizando las partes encontradas para proceder a su identificación, un proceso crucial para las familias que esperan noticias de sus seres queridos.
La complejidad del terreno, agravada por la fuerza del agua que arrasó con viviendas, infraestructuras y vegetación, dificulta las labores de búsqueda. Los equipos de rescate, compuestos por Guardia Civil, bomberos, Protección Civil y voluntarios, trabajan sin descanso en una carrera contrarreloj para localizar a las personas desaparecidas. Se emplean medios terrestres y aéreos, incluyendo drones y perros especializados en la búsqueda de personas, para rastrear la zona afectada por la riada.
El hallazgo del cuerpo sin vida de Antonia el domingo en el paraje de la Longuera, a 12 kilómetros del casco urbano, fue el primer golpe para el municipio. La mujer se encontraba en su domicilio cuando la fuerza del agua lo derrumbó. Este trágico suceso puso de manifiesto la magnitud de la catástrofe y la vulnerabilidad de la población ante la furia de la naturaleza.
La reconstrucción de Letur
Más allá de la búsqueda de los desaparecidos, Letur se enfrenta a la ardua tarea de la reconstrucción. Las infraestructuras del municipio han sufrido graves daños, incluyendo carreteras, puentes y redes de suministro de agua y electricidad. La riada ha dejado un paisaje desolador, con calles cubiertas de lodo, escombros y vehículos arrastrados por la corriente.
Las autoridades regionales y locales se han movilizado para proporcionar ayuda a los afectados. Se han habilitado albergues temporales para las personas que han perdido sus hogares y se está trabajando en la evaluación de los daños para canalizar las ayudas económicas necesarias. La solidaridad de la sociedad civil también se ha hecho patente, con numerosas donaciones de ropa, alimentos y otros enseres para los damnificados.