lunes, 2 diciembre 2024

Según la OCU, estos 3 pescados esconden altos niveles de mercurio y toxinas perjudiciales

En un reciente estudio, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha señalado a tres tipos de pescados que, según sus análisis, presentan niveles preocupantes de mercurio y otras toxinas potencialmente peligrosas para la salud. El blanquillo, la caballa y la tilapia, comúnmente consumidos en España, han sido identificados como productos que podrían suponer un riesgo si se consumen con frecuencia. Estos resultados han puesto de manifiesto la necesidad de revisar los hábitos de consumo y la procedencia de ciertos alimentos del mar, cuyo contenido en metales pesados y otros contaminantes plantea interrogantes en la comunidad científica y entre los consumidores.

La investigación de la OCU pone en relieve una problemática cada vez más discutida en el ámbito de la seguridad alimentaria: la acumulación de contaminantes en ciertos pescados debido a la contaminación del mar y los métodos de cría intensiva. Según los expertos, el consumo regular de especies con alto contenido en mercurio puede afectar negativamente a la salud, especialmente en niños y mujeres embarazadas. La exposición prolongada a este metal, así como a otras sustancias tóxicas, está asociada a problemas neurológicos y al sistema inmunológico, generando preocupación entre consumidores conscientes de la calidad de los alimentos.

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LA TILAPIA Y LAS TOXINAS DE CRIANZA INTENSIVA

A diferencia de los anteriores, el caso de la tilapia tiene menos relación con el mercurio y más con otras toxinas derivadas de su método de crianza intensiva. Este pez de agua dulce, que se produce en granjas piscícolas, puede estar expuesto a antibióticos y sustancias químicas durante su desarrollo. Este método de producción puede influir en la calidad del pescado y, en consecuencia, en la salud de quienes lo consumen habitualmente.

La tilapia es uno de los pescados más consumidos a nivel mundial debido a su bajo coste y sabor suave. Sin embargo, según la OCU, las prácticas de crianza intensiva pueden dar lugar a una acumulación de toxinas que afectan la calidad del producto. Estas sustancias, si bien no suponen un peligro inmediato en pequeñas cantidades, podrían representar un riesgo para quienes consumen tilapia de manera frecuente. Por ello, es aconsejable optar por productos de origen controlado y moderar el consumo de esta especie.