El 29 de octubre pasará a los anales de la historia como la peor riada sufrida en España. La falta de avisos claros y concisos a la población civil, como los que se están produciendo ahora con la última oleada de la DANA, se puso de manifiesto desde el inicio de la misma. Los colegios y universidades en algunas zonas de Valencia estaban cerrados para el martes debido a la inclemencia del temporal y el riesgo de inundaciones en algunas zonas, pero por la lluvia no por el desbordamiento de los cinco barrancos que bordean el oeste de Valencia.
Chiva fue una de las primeras poblaciones afectadas y anegadas. El barranco del Gayo no aguantó y con furia se llevó el puente de la línea C-3 de Cercanías, una imagen desoladora, dado que el punto de ruptura se encuentra a unos cinco metros de altura y transcurre por un ancho de unos 80 metros, según las mediciones.
«Como consecuencia del temporal queda interrumpida la circulación en ambos sentidos de la línea C-3», informó Cercanías València, que advirtió de que «temporalmente no circulan trenes entre Vlc Nord- Buñol- Utiel». La cruda realidad, a tan solo 40 km de la ciudad de Valencia, era más devastadora. Se podría pensar que una inundación habría anegado las vías o que la caída de un tronco de árbol habría podido ser la causa real. Nada más lejos. La riada solo había comenzado a hacer los primeros estragos.
La realidad es que desaparecieron tramos de vías completas antes de las 15.30 horas, cuando se dio la información a los viajeros. En ese momento, Chiva se encontró a merced de la furia del agua, con coches a punto de caer al barranco del Gayo. En pocos minutos, el inicio del barranco que atraviesa el centro del pueblo estaba ya inundado, arrastrando todo lo que pillaba a su paso. No se dio alerta alguna de la población de lo que ocurría en la zona, más allá de lluvias torrenciales, a pesar de haber tirado ya al menos un puente en el barranco de la Cueva Morita, como se le conoce en el lugar.
El agua no solo arrasó los bajos y locales, sino también algunas fachadas situadas junto al barranco que recorre como una arteria el centro del municipio. La voz de alarma se dio en el pueblo por la propia fuerza del agua.
CHIVA, UN BARRANCO AL LÍMITE
Para entender bien la ubicación, el pueblo se sitúa en un alto escalonado, con una pendiente pronunciada que propició una mayor velocidad de bajada desde los montes de la zona, que vomitaron millones de litros también desde Utiel, canalizando después al cauce nuevo del Turia, que hizo de presa para evitar una catástrofe aún mayor en la ciudad de Valencia, salvada por completo. Las primeras cifras de muertos, dadas por la alcaldesa de la localidad, Amparo Fort, alcanzaban las diez personas, pero ella habló apenas dos días después de «centenares».
La devastación de la peor DANA del siglo se hizo paso después en el resto de municipios, sin dejar ni uno solo. Mientras se desbordaba el agua traída desde Cheste y pasaba por encima de la inundación del barranco del Gayo pasó muy poco tiempo, pero no hubo aviso alguno, más cuando los trabajadores de las empresas de autobuses de Valencia realizaban el recorrido de la línea sin más, hasta que el agua les impidió continuar.
Cercanías debía saber que no había puente sobre las 15.30 horas para dar su aviso, pero el aviso serio a la población se dio a las 20.11 horas, cuando un mensaje de alerta de Protección Civil se recibió en los móviles de los ciudadanos. Hasta ese momento, nadie tomó en serio la riada y la posterior inundación que ha asolado toda la zona del noroeste y el sur de Valencia.
56.000 HECTÁREAS ARRASADAS, ‘56.000 CAMP NOUS’ Y 230.000 DAMNIFICADOS
El agua bajó después por el barranco del Poyo, con maleza, coches, animales y personas hacia la Albufera, el verdadero cementerio de quienes quedaron sin salida por la fuerza del agua. De hecho, se han encontrado cadáveres en la zona de playa, como en el Pinedo, el Saler y Cullera. Para hacerse una idea de la magnitud del mayor desastre en la historia de España, el área afectada equivale prácticamente a la misma superficie que unos 56.000 estadios como el Camp Nou, afectando a unas 230.000 personas. Por el momento, la cifra de fallecidos asciende a 218 personas, un número que se da con cuentagotas.
Una vez que la riada estaba formada, La DANA mostró su peor cara desde el inicio, Chiva, Utiel -al otro lado de los montes de Valencia-, y Cheste, bajando por pedanías, urbanizaciones donde el Ejército y los voluntarios no pueden llegar debido al barrizal y toneladas de lodo que persisten en la zona. El riesgo en máximo, pero cientos de viviendas han quedado afectadas en toda la bajada desde la Ribera alta hacia L’Horta Sud. Se trata de una zona que ha sufrido inundaciones a lo largo de décadas, pero nunca una tan virulenta como esta. El agua derramada desde el cauce nuevo del Turia se unió a la del barranco del Gayo para confluir en un recorrido de 19 municipios y numerosas urbanizaciones colindantes.
Todo confluyó con la primera línea de playa, pero la AP-7, la C-31 y CV-500, la propia Albufera y la parte llana del sur de Valencia, donde se encuentra la zona Cero –Paiporta, Alfafar, Sedaví, La Torre, Masanasa, Catarroja, Ribarroja, Aldaya, Torrent, Benefúser y Beniparrel, entre otros-, se han convertido en las zonas donde se concentran los esfuerzos debido a su proximidad con la ciudad de Valencia, pero se necesita ayuda en todos ellos, más cuando hay calles aún completamente cortadas por los vehículos amontonados, con las letras ‘R’ y ‘X’, marcadas en naranja y morado, respectivamente.
LA CHJ Y LA PREVISIÓN ANTE INUNDACIONES
Cabe recordar que estos barrancos son competencia de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Hace apenas tres meses, el presidente del organismo, Miguel Polo, se refirió a «la mal denominada limpieza de cauces» al incidir en la necesidad de que los trabajos de restauración fluvial se hagan respetando las características naturales de los mismos. «La vegetación de los cauces tiene una función similar a la que puede tener una presa de laminación: reduce la velocidad del agua, aumenta el calado, retiene sedimentos, disminuye y retrasa la punta de avenida», afirmó. «Por eso nunca vamos a eliminar la vegetación de los cauces de forma indiscriminada», aseguró en unas jornadas sobre «medidas de autoprotección sobre inundaciones».
Por su parte, la Jefa de Servicio en Dirección Técnica, Clara Estrela, puso en valor «los sistemas de alerta temprana» al ser «muy útiles para aumentar el tiempo de reacción y tener más información sobre este tipo de fenómenos», pero debemos «complementarlo con otras acciones preventivas, como pueden ser las medidas de autoprotección, que pueden ser tan simples como colocar barreras en las puertas y ventanas de nuestras viviendas en este tipo de episodios».