Las 10 horas de registro en el despacho del Fiscal General: dos móviles, dos ordenadores, una tablet y numerosos USBs

Diligencias en la Fiscalía: Revelaciones y sorpresas que sacuden la justicia

Los acontecimientos recientes en la Fiscalía General del Estado han desatado una ola de especulaciones y preocupaciones sobre la integridad del sistema judicial español. La unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil llevó a cabo un registro prolongado en el despacho del fiscal general, Álvaro García Ortiz, donde se incautaron dispositivos electrónicos en el marco de una investigación por la presunta revelación de secretos. Este artículo aborda los detalles de la operación y su impacto en el ámbito legal, así como la trascendencia de la fecha clave del 8 de marzo.

Un registro inesperado en la Fiscalía

El miércoles, la UCO realizó un registro en el número 4 de la calle Fortuny en Madrid que sorprendió a la comunidad legal. Este acontecimiento se produjo en un contexto de gran agitación debido a la DANA que afectaba al Levante español. La jornada comenzó de manera rutinaria, incluido un evento planeado para presentar el número 13 de la Revista del Ministerio Fiscal.

La llegada de la UCO

A pesar de la aparente normalidad, un agente de la UCO se presentó en la Fiscalía General del Estado. Inicialmente, su llegada no generó alarma, dado que es común que estén presentes en investigaciones relacionadas con el Ministerio Público. Sin embargo, esta ocasión era diferente; el agente venía con un mandato judicial que desataría una serie de acontecimientos inesperados.

El registro se extendió durante más de diez horas, desde el mediodía hasta la noche. Durante este tiempo, los miembros de la UCO realizaron un volcado completo de la información contenida en dispositivos electrónicos del fiscal general, incluyendo teléfonos móviles, ordenadores y otros medios de almacenamiento. Pilar Rodríguez, fiscal jefe provincial de Madrid, también fue objeto de registros y se le incautó información adicional.

El secreto de las actuaciones

La decisión del magistrado del Tribunal Supremo (TS), Ángel Hurtado, de declarar el secreto del caso fue fundamental. La finalidad de esta medida fue evitar la eliminación intencionada de la información durante el registro. El auto de registro, aunque notificado a la Fiscalía, no llegó a conocimiento de García Ortiz antes de la intervención de la UCO. Este detalle subraya la importancia del factor sorpresa en la efectividad de la investigación.

Las implicaciones legales del registro

Uno de los aspectos más discutidos es la ausencia de un abogado que acompañara al fiscal general durante este proceso. Aunque no es obligatorio contar con representación legal en este tipo de diligencias, si no se está detenido, la inspección se detuvo brevemente para permitir que pudiera notificar a alguna persona.

Ambas partes, tanto la UCO como la Abogacía del Estado, actuaron conforme a los protocolos establecidos. Al final del registro, se deben cumplir dos limitaciones importantes: la relevancia de la información incautada respecto a los hechos investigados y el marco temporal definido por el 8 de marzo como fecha clave.

La relevancia del 8 de marzo en la investigación

La fecha del 8 de marzo se convierte en un punto crítico en esta trama judicial. Según declaraciones del propio TS, en esa fecha se produjo una comunicación relevante que destapó la investigación sobre el novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. En palabras del fiscal, fue entonces cuando se reveló que el investigado era Alberto González Amador, estableciendo un vínculo que agrava la situación para García Ortiz.

El papel del Tribunal Supremo

La querella presentada por González Amador, junto con la exposición razonada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), llevó a la apertura de causa contra García Ortiz. La Fiscalía había emitido una nota comunicando ciertos correos electrónicos que facilitarían un acuerdo, lo que desencadenó una ola de cuestionamientos sobre la posible filtración de información confidencial.

El Supremo, aunque no consideró delictivas las notas de prensa emitidas, sí se centró en las filtraciones que se habían producido anteriormente, evidenciando la preocupación sobre la transparencia y el manejo de la información dentro del sistema judicial.