El paso de la última DANA por la Comunidad Valenciana y el este de Castilla-La Mancha ha sido un drama humano a falta de la confirmación de cifras oficiales y definitivas de fallecidos. Tras las primeras horas del suceso y las tareas de búsqueda de desaparecidos comienzan las pesquisas y las hipótesis para entender lo sucedido, depurar responsabilidades y poner soluciones para los afectados y evitar situaciones similares en el futuro.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se vio desbordada por la violencia del temporal y no se pudieron predecir correctamente las terribles consecuencias. La propia AEMET ha narrado así las lluvias de este pasado martes 29 de octubre. Señalando que se tratan de acumulaciones extraordinarias en la provincia de Valencia y que se llegaron a superar 300 l/m² en la zona entre Utiel y Chiva. En Chiva, de hecho, se recogieron 491 l/m² en solo ocho horas: prácticamente lo que puede llover en un año completo. La población se encuentra bastante arrasada.
Entre los rumores que comenzaron a circular por las redes sociales fue que el radar que la propia AEMET tiene en Valencia llevaba semanas averiado. Algo que desde la propia Agencia han desmentido declarando que «ante las informaciones surgidas en las últimas horas remarcamos que el radar de Valencia, clave para la vigilancia meteorológica, ha estado funcionando desde la mañana del 28 de octubre de manera ininterrumpida. Un rayo dañó la línea eléctrica que lo alimenta, pero se pone en marcha en situaciones de emergencia«.
Desde está Agencia se está haciendo hincapié en que los avisos y las alertas se han mandado en hora y forma correcta a pesar de las múltiples críticas que desde algún medio de comunicación y ciudadanos normales han vertido sobre ellas. Los avisos se hacen para zonas relativamente amplias, a nivel de comarca, y luego las consecuencias más extremas son a nivel puntual, a nivel de municipio muchas veces, y eso depende de muchas otras cosas que no tienen que ver con la precipitación avisan desde la AEMET.
EL MEDITERRANEO COMO UNA BOMBA CLIMÁTICA
Como en todo este tipo de tragedias los rumores corren como la pólvora. Acusaciones políticas y en muchos casos falta de unidad que dificultan hasta las medidas de rescate para hacer frente a la situación. Entre estos primeros rumores lanzados se habla del cambio climático como mayor culpable de lo sucedido. Pero de momento los científicos no confirman esta hipótesis y siguen trabajando para descifrar las circunstancias de la catástrofe.
Un comunidad científica si ha coincidido en que este tipo de lluvias e inundaciones se ven potenciados como consecuencia de una temperatura del mar y del aire más caliente, es decir, por derivadas del calentamiento global, una contradicción. Y en este sentido, el Mediterráneo y la subida de sus temperaturas actúan como una bomba para acentuar unos fenómenos que ya de por si eran bastante dañinos.
Estas mismas fuentes científicas han señalado que en contexto de cambio climático, fenómeno similares a la Gota fría o las rupturas de temperaturas que provocan precipitaciones intensas y excepcionales van a ser cada vez más frecuentes y más intensos y, por lo tanto, destructivo. Los Gobiernos deberán estar preparados para prevenir y dar respuesta a estos sucesos, lo sucedido es ya un serio de aviso.
ALERTAS FALLIDAS
La primera alerta sonó a las 20.10 horas, poco tiempo para que la gente que estuviera en polígonos industriales, carreteras y centros comerciales entre otros. Aunque dejase de llover, la cantidad caída en poco tiempo, los cauces desbordados y la cantidad de tierra y despojos arrastrada por los ríos y torrentes convirtieron la noche en una pesadilla para la zona.
La gente que pasada las 19 horas estuviera en la calle, principalmente personas que salían de sus trabajos, se vieron sorprendidos por la torrencialidad del agua. Algunos expertos en seguridad señalan la necesidad que esa alerta hubiera sido anterior y así poder despejar trabajos y mandar a las gentes a su casa. Además, desde Protección Civil también han hecho hincapié en la escasa mentalización española sobre catástrofes añadió cierto plus de irresponsabilidad a la situación.
EL NUEVO CAUCE DEL TURIA EVITÓ UNA CATASTROFÉ MAYOR EN VALENCIA
De las primeras conclusiones sacadas la mañana del miércoles 30 de septiembre es que gracias a la obra que desvió el cauce del río Turia, que hasta 1973 atravesaba Valencia, había evitado una tragedia que hubiese costado centenares de vidas. Una obra que se hizo para evitar que se produjese una catástrofe como la gran riada que inundó Valencia en 1957.
Caber recordar que el cauce nuevo cuenta con una longitud de más de 11 kilómetros y una capacidad total de 5.000 metros cúbicos. Así, pese a la crecida sin precedentes del Turia producida en la noche del martes, el río no se desbordó, algo que hubiese sido de magnitudes difíciles de calcular.
Este suceso hace replantear la política hidrográfica española y el control del cauce los ríos, que en muchos casos no es correcto. Cuando pasen los días y las víctimas enterradas, los heridos recuperados y los daños cuantificados, las diferentes instituciones debería hacer una política común en estos aspectos, especialmente una serie de medias de prevención que eviten esta fuerza desmedida de la naturaleza.