La izquierda progresista y sus altavoces mediáticos han aprovechado la quinta gota fría más devastadora de la historia de España para buscar responsables políticos, mientras los servicios de la UME, Guardia Civil, Policía Nacional y funcionarios aún buscan cuerpos de desaparecidos en las riadas que han asolado Valencia, y continúan las alertas en zonas de Cádiz. En Castilla-La Mancha, especialmente en la zona de Albacete y el municipio conquense de Mira, donde se han registrado dos de los más de 95 muertos.
Los voceros, especialmente del PSOE, han puesto el foco en el Gobierno de Carlos Mazón por haber cerrado hace año y medio la Unidad Valenciana de Emergencias, creada por el anterior Ejecutivo de Ximo Puig y sus socios de Compromís el 21 de febrero de 2023, apenas un mes y medio antes de la convocatoria de elecciones, que se realizó el 3 de abril. Es decir, apenas transcurrieron 41 días entre ambas firmas, consultadas por este diario.
EL CHIRINGUITO FANTASMA DE LA UVE DE XIMO PUIG
El 3 de abril, la Generalitat estaba en funciones y había creado de la nada una Unidad de Emergencias a imagen y semejanza de la UME, pero sin ni delimitar su ámbito de actuación, ni tampoco personal ni tampoco una oficina para cobijar a los altos mandos que debían posicionarse al frente.
De hecho, por no haber no había ni presupuestos para sufragar los gastos. Es decir, un decreto espectacular sobre el papel, pero vacío de contenido para poder ponerlo en marcha. Mazón explicó que se trataba de un «chiringuito» y a tenor de los datos no le faltó razón alguna. No obstante, la retahíla de la izquierda se ha avivado a pesar de los 95 muertos registrados, en su mayoría en la zona de Valencia.
Esta Unidad Valenciana de Emergencias era solo la punta del iceberg una vez se levantaron las alfombras de la Generalitat del Pacto del Botánic. En total, se encontraron más oficinas y organismos que lo único que consumían era masa salarial para los cargos de confianza. De esta forma y como ha ocurrido en el Congreso de la vergüenza, los progresistas no han reparado en críticas, algunas de ellas tan duras como culpar directamente a Mazón de las consecuencias de una catástrofe de la que incluso AEMET se quedó corta en sus previsiones -esperaba más de 150 litros por metro cuadrado por hora cuando en algunas zonas se ha registrado más del triple-.
El Gobierno de Mazón ha señalado que esa unidad de emergencias no era más que «una agencia fantasma», sin personal ni tampoco equipamiento para atender una llamada de auxilio. De hecho, se desmanteló al tener el Gobierno la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ha desplegado un total de 1.034 efectivos en toda España para ayudar a las víctimas y damnificados.
EL AVISO DE PROTECCIÓN CIVIL, UN ALERTA MÁS DE LAS QUE SE FUE INFORMANDO
La otra crítica de la que se culpa a Mazón es el «retraso» del aviso de Protección Civil a la ciudadanía a pesar de que la AEMET alertó de lluvias torrenciales en la zona de Valencia desde cinco días antes. Tal fue la advertencia del servicio de meteorología estatal que ninguna empresa en Valencia cerró ni tampoco el Gobierno realizó aviso alguno por el temporal que se avecinó después, el quinto peor de la historia desde que se tienen registros.
El Gobierno autonómico realizó el aviso a través del móvil a las 20.11 horas, con ríos y barrancos ya desbordados. «Alerta de Protección Civil por las fuertes lluvias y como medida preventiva se debe evitar cualquier tipo de desplazamiento en la provincia de Valencia. Estén atentos a futuros avisos a través de este canal y fuentes oficiales», indicó el mensaje al que ha tenido acceso MONCLOA y que fue enviado a través de todas las operadoras.
EL GOBIERNO NO DIO LA ALERTA Y LA AEMET SE QUEDÓ CORTA EN SUS PREVISIONES
Algunos apuntan que ese mensaje llegó demasiado tarde, pero la realidad es que Adif, por ejemplo, mantuvo el servicio hasta que el agua abnegó las vías, mientras que la AP-7, de titularidad estatal, no llegó a cerrarse hasta que estuvo inundada.
El aviso a la población solo se realizan cuando se cumple el protocolo, para evitar falsas alarmas en la población. «Están regulados», señaló el jefe de Bomberos de Valencia, José Miguel Basset durante la primera de sus comparecencias a lo largo de este miércoles para explicar el devastador y desolador impacto de la DANA. «Una mala manipulación de esta información puede generar el efecto contrario al que se está pretendiendo», afirmó.
Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, indicó que Valencia elevó la alerta a las 19.17 horas, pero desde el Ejecutivo no dio voz de alarma alguna, al contrario que en EE UU, cuando el propio presidente Joe Biden advirtió de las consecuencias del último huracán que ha arrasado Florida. Cabe señalar, además, que el radar de la AEMET en Valencia está estropeado desde hace meses y es una de las herramientas clave para advertir y prevenir a los agricultores, pero también a la población civil de las alertas.
La emergencia se elevó paulatinamente, hasta el martes a mediodía cuando el estado era «rojo», es decir, lluvias que podrían acumular más de 150 litros por metro cuadrado, pero esas previsiones se quedaron cortas en el sur de Valencia y en otros municipios, como Utiel y Chiva.
Todo Valencia conocía o debía conocer la situación inestable, pero la alerta ciudadana era para reforzar los avisos para evitar males mayores. El Gobierno de Mazón dio puntual información sobre los cambios de la AEMET desde el lunes, día previo a la tragedia. El principal problema con las alertas es que pocos se las toman seriamente y consideran que con un paraguas es suficiente para seguir haciendo vida normal. De hecho, la mayoría de empresas y centros comerciales estaban abiertos cuando empezaron a caer las primeras de gotas del tren de lluvias, sin que ninguno de ellos diera orden de desalojo y cierre inmediato.