Rocío García Alcántara, más conocida como ‘Pitita la instagrammer’, es la alcaldesa que sufre desde el 28 de mayo del año pasado el madrileño municipio de Alcobendas. Una edil que según algunos miembros de su propia formación política, el Partido Popular, está más preocupada de no repetir vestidos y ‘out fit’ que de ayudar a solucionar los problemas diarios a los alcobendenses.
Esta aspirante a ‘influencer’ y ‘fashion victim’, según ex miembros de la corporación municipal de Alcobendas, es literalmente la «alcaldesa que padecemos». Con una pasión desmedida por mostrarse en redes sociales, Pitita siempre va a la última, con un traje por allá, otro vestido por acá, la degradación del municipio no para de aumentar al igual que su fondo de armario.
«Es increíble de donde saca para tener un ropero tan amplio», comenta un ex concejal del Ayuntamiento. La respuesta es fácil, Pitita cobra 78.000 euros anuales por su tremenda la labor al frente de la ciudad del norte de Madrid. Un sueldo que parece desmedido para una ciudad de 118.000 habitantes, un 6% menos que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Sin contar los extras que este tipo de puestos tiene, como ir a los consejos municipales que en el caso de Alcobendas ronda los 450 euros por presencia, una cifra que le puede servir a Pitita para arrasar los escaparates del Zara, si es que la marca gallega es considerada de altura por la edil popular. Nunca se sabe.
La alcaldesa de Alcobendas, Rocío García Alcántara (PP)
ANA MILLÁN PELIGROSAMENTE ÍNTIMAS
En el mundo de colores de Pitita las amistades peligrosas también tiene su hueco y a nivel político su amistad más arriesgada es Ana Millán, la número tres de la presidenta, a la que se le imputan cuatro delitos de corrupción, algo que no es óbice para estar siempre juntas y nunca renegar de su presencia.
Desde la anterior corporación municipal señalan que esa amistad viene de lejos y especialmente de unos meses antes de las elecciones municipales e 2023 que alzaron a la alcaldía a Pitita. En ese periodo, esas fuentes señalan que desde la Consejería de Cultura de la Comunidad la dieron un cargo de asesor.
Un cargo en el que no figuran actuaciones de la actual alcaldesa, porque según cuentan estaban más entretenida en hacer una campaña larga, todos los meses en su cargo consejera de la Comunidad, haciendo campaña y dejándose ver por todos los focos mediáticos y alfombras rojas de la localidad. Lucir ‘out fit’ y aparentar hasta gobernar como forma de vida. Ana García Millán avaló ese puesto de Consejera en la Comunidad.
Estaba claro que ese favor había que devolverlo, en el mundo de las influencers política nada es gratis, y para ello García Alcántara fichó a Belén Virto, socia del empresario con el García Millán presuntamente cometió esos cuatro delitos de corrupción en Arroyomolinos. El socio en cuestión es Francisco Roselló Rincón, el empresario que habría pagado mordidas de 200.000 euros a Millán y su hermana, según se desprende de la investigación judicial contra la número dos de la Asamblea de Madrid.
Y la fichó para un puesto de alta dirección bastante curioso. Directora de Subvenciones del Consistorio, algo bastante surrealista y que debe ser único en España. Lo normal es un baremo en el que los aspirantes a esas subvenciones reciban unos puntos que son revisados por los técnicos municipales, sin necesidad de directores y gastos públicos.
García es una mujer ambiciosa que sigue al dedillo las órdenes de su jefe de Gabinete, Emilio Martín, un personaje turbio, según sus ex compañeros de gobierno. En este sentido, desde la antigua corporación municipal aseguran que la actual edil es amante del dinero y también confirman la ya conocida pasión por la ropa cara. Rodeada de palmeros dirige la ciudad y le desagrada de gran manera quién le lleve la contraria.
Con su ejecutivo Frankenstein, tiene gente de UPYD, Ciudadanos y Podemos en sus filas, desgobierna una ciudad sumida en el gasto desmedido y el aumento de la delincuencia y el deterioro. Rodeada de amigas, como las hermanas Cañizares, ha llenado su círculo cercano de enchufados lleno de despilfarro económico.
DEGRADACIÓN E INSEGURIDAD
Un dinero que podía invertirse en combatir la degradación y tasa de criminalidad del municipio. Una problemática que muchos vecinos de la zona denuncia y a la que desde el Ayuntamiento no dan respuesta. «Ella va y viene aquí acompañada por la policía municipal y ve y no sufre las situaciones que nosotros tenemos aquí», denuncia un vecino del centro de la ciudad que tiene un comercio dedicado a la rotulación.
Con una tasa de delitos disparada en más de 100 casos respecto al 2023, la alcaldesa prefiere mantener su colorido Instagram a preocuparse por los problemas de seguridad de los vecinos que poco a poco ven la degradación de la ciudad, en especial el casco histórico de la misma. Un estilo de vida alejado del resto de ciudadanos de Alcobendas que demandan cubrir sus necesidades, una ciudad más empática y una alcaldesa más real y menos virtual.
