Y Errejón ya tiene su Galapagar

Íñigo Errejón ha dejado la política de forma inesperada y sorpresiva, al menos para el público en general. No obstante, las denuncias de varias mujeres por supuesta violencia machista, como recoge Cristina Fallarás, le habían puesto contra las cuerdas. La periodista escribió una cruenta historia en sus redes sociales sobre una trubulenta rellaciónde una mujer. con el líder de Más País y portavoz de Sumar, a pesar de ir avisada por conocidas del propio Errejón. No se creyó las advertencias y prefirió adentrarse en una tormentosa relación de maltratos psicológicos.

Estos avisos muestran que el entorno del ahora expolítico conocían la situación, pero no denunciaron ni públicamente ni en privado. Una muestra de la omertá cuando se trata de un líder de la izquierda presuntamente involucrado en uno o varios casos de violencia machista. No fue hasta la denuncia de Fallarás cuando el comité de Sumar llamó a su portavoz para pedir explicaciones, pero lejos de dar excusas admitió los hechos.

El caso de Errejón es muy similar, salvando las distancias, al de Pablo Iglesias en Podemos. De asegurar que defendería a las mujeres de los maltratadores y de apoyarlas en todo momento a usar presuntamente la violencia machista contra ellas. Iglesias en su día aseguró ser la voz del cambio de la sociedad, la de los indignados desde su casa en Vallecas para coger la autovía A-6 y recalar en su chatelazo en Galapagar, con escolta de 24 horas incluida. Así son los ideólogos del cambio en España, donde la mano izquierda no juzga lo que hace la diestra y poco importan las críticas y la desafección causada.

Errejón tiene ante sí un nuevo caso, como el de Galapagar de Iglesias, pero más grave si cabe cuando han hecho del feminismo una bandera ideológica. También Sumar tiene un grave problema ahora dado que su número dos ha admitido los hechos que se denuncian y no son pocas las voces que apuntan que el entorno fucsia los conocía, pero no se ha adoptado decisión alguna hasta que Fallarás lo haya denunciado públicamente. La compra de Pablo Iglesias por el chalet de Galapagar ascendió a los 660.000 euros, un ruido mediático que llegó a desembocar en un referéndum para conocer si la militancia seguía apoyando a los ‘marqueses’ del municipio madrileño. Errejón comenzó a abrir brecha con Iglesias desde entonces y es ahora cuando se han lanzado las puyas por los altavoces de la izquierda.

DOS DENUNCIAS DEJAN A ERREJÓN Y SUMAR EN MAL LUGAR

El propio Iglesias dejó pinceladas sobre la alocada vida nocturna de Errejón. «No puede ser que algunos no quieran más que ligar en Lavapiés y en Malasaña», indicó. El exlíder de Más País y exportavoz de Yolanda Díaz le gusta mucho la fiesta nocturna y ha trascendido a los medios, como aquella vez que le cazaron con una rubia tras haber estado con una presentadora de La Sexta; pero también se le cazó por una agresión en plena calle, un hecho que no produjo sonrojo alguno en las filas ni de Podemos ni de Sumar.

En su entorno era conocido como el «ligón», pero en el peor sentido del término, llegando a «utilizar su estatus para ligar». El exlíder de Más País y ahora exportavoz de Sumar conocía muy bien la teoría de la política, pero no supo reflejarla en la práctica con un comportamiento ejemplar, como pregonaban desde los inicios del 15-M.

Íñigo Errejón y Yolanda Díaz durante un pleno en el Congreso este mismo mes de octubre
Íñigo Errejón y Yolanda Díaz durante un pleno en el Congreso este mismo mes de octubre

Tras las denuncias recogidas por Fallarás, que solo hizo referencia a un «político de Madrid» sin dar ni nombre ni apellidos, otras mujeres le han acusado de comportamientos machistas e incluso de acoso sexual, como ha hecho la actriz y presentadora Elisa Mouliaá en un mensaje dirigido a Público. El mensaje es muy similar al de un largo hilo anónimo que apuntó directamente a Errejón, pero todo su entorno hizo caso omiso. A ella no la creyeron, pese a las consignas manidas del «yo sí te creo, hermana». Aquel hilo indicó que desde el Gabinete de Errejón se intentó tapar el escándalo para evitar interponer la correspondiente denuncia en vez de acompañarla a comisaría y ponerse a investigar el hecho.

LAS VAGAS EXPLICACIONES DE YOLANDA DÍAZ NO CONVENCEN

Una muestra de ese silencio son las declaraciones realizadas tras conocerse los motivos reales de la renuncia de Errejón, en la cresta de la fama desde hace ya diez años, a pesar de asegurar que no supo gestionar la situación. Tampoco han servido los mensajes de Yolanda Díaz para tratar de contener el tsunami. «Esta semana, Sumar ha iniciado un proceso para recabar información sobre los testimonios surgidos en redes sobre Íñigo Errejón», ha escrito la líder fucsia, vicepresidenta y ministra de Trabajo. «Como resultado del proceso, hoy deja todos sus cargos. Nuestro compromiso contra el machismo y por una sociedad feminista es firme y sin excepción», ha afirmado desde Bogotá.

Lejos de ello, los usuarios le han recriminado la tardanza, la falta de concreción y de explicaciones. «Desde hace más de un año se conocen las denuncias contra Errejón», apuntan. «¿Desde esta semana? Lo conocían y no dijeron nada públicamente?», destacan. La denuncia en redes hacía referencia a un concierto al que habría asistido Errejón el 17 de junio de 2023. El diputado le habría realizado tocamientos.

UNA DENUNCIA DE HACE UN AÑO EN CASTELLÓN

«El pasado Sábado 17 de Junio viví una situación muy incómoda con Íñigo Errejon (@ierrejon) que se podría clasificar como agresión sexista. No sé si esto llegará a algún sitio, pero yo me siento con el deber de contarlo. También agradecería mucho la difusión», apuntó en el mensaje. Sumar no hizo nada y Más País tampoco. Según el relato de la joven, Errejón le puso la mano en la cintura y en el culo. «¿Cómo iba a ser posible que viniese aquí un político de nivel nacional, conocido precisamente por ser de izquierdas y feminista, y me metiese mano justamente a mí, justamente en medio de un evento feminista y punk? Tenía que haber algún error. Lo dejamos correr otra vez, y yo dudaba mucho de que volviese a ocurrir después de que mi amiga C le diese el manotazo. Sin embargo al poco rato volví a notar una mano, pero esta vez en el otro lado y en el culo directamente», relató.

Íñigo Errejón y Yolanda Díaz durante una pausa en el Congreso
Íñigo Errejón y Yolanda Díaz durante una pausa en el Congreso

«Me quedé parada sin saber como reaccionar, como en shock. No podía estar pasando. No sabría decir cuanto tiempo pasó exactamente, pero al igual que las otras veces, puedo asegurar que no fueron dos segundos tampoco. En algún punto paró y mis amigas M y D me vieron la cara y empezaron a preguntarme que si estaba bien, y ahí ya decidí decírselo todo al resto del grupo e ir fuera para hablar las cosas», denunció.

«. No hubo denuncia alguna, el relato fue borrado de las redes y Sumar calló.

Con todo, Errejón aseguró hace tres meses que había iniciado una terapia tras asegurar que había que cuestionar un modelo que toma litros de cafeína por las mañanas y kilos de benzodiacepinas por las noches, afirmando que es un modelo «inhumano, insostenible».