En los últimos tiempos la Infanta Cristina goza de altavoces propios en la prensa española. Cada vez que quiere desmentir o filtrar algo, lo logra sin tener que dar la cara. Una forma muy cómoda de conseguir que su voz tenga eco en un país en el cual su presencia cada vez resulta menos polémica. Al igual que su padre, Juan Carlos I, pero de manera más discreta, la exduquesa de Palma está intentando que su imagen se naturalice en nuestro país, extinguidos ya los ecos del escándalo del Caso Noos que tanto dolores de cabeza dio a la Infanta y, sobre todo, a su hermano Felipe VI.
El pasado miércoles la revista Lecturas informaba de que Cristina de Borbón, sexta en la línea de sucesión al trono, volvía a comprarse un piso en Barcelona. En concreto, aseguraban, que era la misma casa en la que vivió sus primeros años de matrimonio con Iñaki Urdangarin. Pocas horas tardó ¡Hola!, órgano oficioso de los Borbón, en salir al quite y desmentir la información del semanario de la competencia.
La revista del saludo hacía hincapié en que la hija de Juan Carlos I no tenía pensando mudarse a la ciudad condal. Que su futuro inmediato seguiría en Ginebra. En la ciudad suiza vive y trabaja para el Aga Khan. Y, claro, también tiene ahí su residencia fiscal. Un desmentido curioso ya que en ningún momento se citaba a la Infanta si que se daba la información por bien contrastada.
Sólo unas horas después aclaraba el asunto Silvia Taulés, una de las periodistas que mejor información tiene sobre los aconteceres de los Urdangarin-Borbón. Como de costumbre la realidad estaba en el término medio aristotélico. Ni calvo ni con dos pelucas. Según Taulés será Pablo Urdangarin quien ocupe este piso en la zona noble de Barcelona. También la intención de la Infanta es no tener que dormir en un hotel cada vez que acuda a ver a su hijo a la capital catalana.
UN PISO PARA PABLO URDANGARIN
Recordemos que Pablo, segundo hijo del extinto matrimonio Urdangarin-Borbón, juega al balonmano, deporte en el que ha seguido los pasos de su padre, en el equipo de Granollers. Curiosamente, Pablo ya vivió de alquiler en este mismo edificio de lujo en los años en los que dejó el nido familiar en Suiza para jugar en el club de balonmano del Barça.
Sus primeros años en Barcelona fueron para Pablo Urdangarin supusieron reencontrarse con la ciudad de su infancia y también con el lugar del que la familia huyó para evitar el escándalo y situaciones que rozaron el escarnio social. Además, el joven no sólo seguía los pasos en el mismo deporte de su padre, sino que lo hacía en el mismo club blaugrana que vio a Iñaki Urdangarin tocar el cielo en los años 90.
Ahora, la compra de este piso por parte de la Infanta supone tener un nuevo anclaje, un punto de referencia en España, en unos años en los que los hijos han volado para buscar su camino y su matrimonio con Iñaki (y sus escándalos financieros) son parte del pasado.
DOS MILLONES DE EUROS Y UNA HIPOTECA DE QUINCE AÑOS
El piso, según Lecturas, es un inmueble de 300 metros cuadrados y la aristócrata ha desembolsado por él 2 millones de euros que ha decidido financiar en una hipoteca a quince años. Algo un tanto extraño para una persona de 59 años, ya que se supone que terminaría de pagar la misma en torno a los 75. Los bancos no suelen conceder hipotecas tan alargadas en el tiempo a las personas que rondan los sesenta años.
Así la Infanta tendrá una propiedad a su nombre en nuestro país. En Ginebra vive de alquiler. Eso sí sigue estando a su nombre el piso de verano en Bidart (País Vasco Francés) que aún comparte con Iñaki Urdangarin. El único lazo físico, más allá de sus cuatro hijos, que une al matrimonio que provocó una de las mayores crisis de imagen de la monarquía española y que, tras años de juicios y prisión para él, terminó por una infidelidad pública.
