Según la DGT, olvídate de conducir si sufres alguno de estos problemas de salud

Ponerse al volante es una actividad que aporta independencia y libertad, especialmente en una sociedad tan dependiente del coche como la nuestra y la salud es fundamental. Sin embargo, con el paso de los años, las habilidades necesarias para conducir pueden verse mermadas, lo que plantea importantes desafíos para los conductores de mayor edad.

Es común ver a personas mayores conduciendo sus propios vehículos, ya que no existe una edad máxima legal para dejar de hacerlo. No obstante, el envejecimiento conlleva cambios físicos y cognitivos que pueden afectar la seguridad vial, tanto para ellos mismos como para el resto de usuarios de la carretera.

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IMPACTO DE LAS ENFERMEDADES COGNITIVAS Y CRÓNICAS

Las alteraciones cognitivas, como el deterioro de la memoria y la atención, afectan directamente la capacidad para comprender y reaccionar ante situaciones cambiantes en el tráfico. Esto puede conllevar decisiones erróneas o retrasos en la respuesta ante imprevistos.

Enfermedades crónicas como la diabetes o las cardiovasculares también influyen en la conducción. Episodios de hipoglucemia o problemas cardíacos pueden provocar desvanecimientos o pérdidas de conciencia, poniendo en peligro al conductor y a los demás.

Además, la medicación asociada a estas enfermedades puede tener efectos secundarios que afectan la alerta y la coordinación. Es fundamental que los conductores estén informados sobre cómo sus tratamientos pueden influir en su capacidad para conducir de forma segura.