Según la DGT, olvídate de conducir si sufres alguno de estos problemas de salud

Ponerse al volante es una actividad que aporta independencia y libertad, especialmente en una sociedad tan dependiente del coche como la nuestra y la salud es fundamental. Sin embargo, con el paso de los años, las habilidades necesarias para conducir pueden verse mermadas, lo que plantea importantes desafíos para los conductores de mayor edad.

Es común ver a personas mayores conduciendo sus propios vehículos, ya que no existe una edad máxima legal para dejar de hacerlo. No obstante, el envejecimiento conlleva cambios físicos y cognitivos que pueden afectar la seguridad vial, tanto para ellos mismos como para el resto de usuarios de la carretera.

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PROBLEMAS MÉDICOS QUE AFECTAN LA SEGURIDAD VIAL

El envejecimiento viene acompañado de diversas condiciones de salud que pueden comprometer la capacidad de conducción. Problemas de visión, audición y movilidad son algunas de las afecciones más comunes que pueden disminuir la seguridad al volante.

Los problemas de visión, como la reducción de la agudeza visual o enfermedades oculares, pueden dificultar la detección de señales de tráfico y obstáculos en la carretera. Este deterioro visual aumenta el riesgo de sufrir accidentes, especialmente en condiciones de baja luminosidad.

La pérdida auditiva es otra limitación frecuente en las personas mayores. Dificultades para escuchar señales acústicas de tráfico y otros vehículos pueden impedir una reacción a tiempo ante situaciones de riesgo, incrementando la probabilidad de colisiones.