Según la DGT, olvídate de conducir si sufres alguno de estos problemas de salud

Ponerse al volante es una actividad que aporta independencia y libertad, especialmente en una sociedad tan dependiente del coche como la nuestra y la salud es fundamental. Sin embargo, con el paso de los años, las habilidades necesarias para conducir pueden verse mermadas, lo que plantea importantes desafíos para los conductores de mayor edad.

Es común ver a personas mayores conduciendo sus propios vehículos, ya que no existe una edad máxima legal para dejar de hacerlo. No obstante, el envejecimiento conlleva cambios físicos y cognitivos que pueden afectar la seguridad vial, tanto para ellos mismos como para el resto de usuarios de la carretera.

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EXPERIENCIA AL VOLANTE VS. RIESGOS DEL ENVEJECIMIENTO

Si bien los conductores sénior suelen tener menos accidentes con lesionados, gracias a su experiencia y prudencia en la carretera. También es cierto que, en caso de siniestro, son más vulnerables y tienen un mayor riesgo de fallecer.

Las estadísticas reflejan que, aunque conducen menos kilómetros, los conductores de mayor edad enfrentan desafíos únicos. La fragilidad física y las afecciones de salud pueden agravar las consecuencias de un accidente, incluso si este es de menor gravedad.

Según datos de la Fundación Mapfre, los conductores mayores de 74 años presentan la tasa de mortalidad en accidentes de tráfico más alta, con 5,3 fallecidos por cada 100.000 conductores registrados. Este dato pone de manifiesto la necesidad de abordar los riesgos asociados al envejecimiento al volante.

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