La historia se repite. Según Marx, primero como tragedia y luego como farsa. En las últimas semanas no se habla de otra cosa de que la relación entre Bárbara Rey y Juan Carlos I. La aparición de un audios que la actriz grabó de sus conversaciones con el monarca están marcados por una traición familiar, pero también han servido para conocer detalles de cómo fue su historia de amor y de cuáles eran las opiniones políticas y personales del rey Juan Carlos.
Lo cierto es que esta historia, del monarca y la vedette, ya tuvo una primera versión: con el abuelo del Emérito, Alfonso XIII, y la vedette argentina Celia Gámez. Las relaciones sentimentales de la Casa Borbón con mujeres del mundo del espectáculo han sido una constante en la historia de la dinastía. Alfonso XII con la soprano Elena Sanz, es un ejemplo de ello.
Volviendo al abuelo de Juan Carlos I, el que fue último rey antes de la proclamación de la II República en 1931 también ha pasado a la historia por su larga lista de amantes. Muchas vinculadas con el mundo del espectáculo. Con la actriz, musa de Jacinto Benavente, Carmen Ruiz Moragas llegó a tener dos hijos fuera del matrimonio: Leandro y María Teresa. El primero consiguió ser reconocido como hijo por la Justicia a principios del siglo XXI en un proceso que fue muy mediático.
Entre las parejas extramatrimoniales de Alfonso XIII también encontramos a a una mujer que podríamos considerar una antecedente de Bárbara Rey. No sólo por haber tenido una relación con un monarca, sino también por la profesión: Celia Gámez.
LA REINA DE LA REVISTA
Nacida en Buenos Aires en 1925, la Gámez es una de las figuras más populares del mundo del espectáculo español a lo largo del siglo XX. Está considerada la primera vedette tal y como entendemos este concepto en nuestro país. Con ella, la Revista Musical Española alcanzó su cénit de popularidad y excelencia. Inventó un género teatral que mezclaba el vodevil, el cuplé, la canción española y el erotismo, en un tipo de espectáculos que podrían ser la respuesta castiza a los musicales de Broadway.
Su popularidad fue tal que fue la primera famosa española en anunciar Coca-Cola y su boda con un dentista en 1944 ocupó tantas páginas de prensa como si se tratara de un enlace real. Su lista de amores también es larga y siempre se han citado nombres como Ramón Franco o Millán Astray, fundador de la Legión y que fue su padrino de boda, entre los que ocuparon su corazón.
UNOS PENDIENTES DE BRILLANTES
En la lista también encontramos una testa coronada: el mismísimo Alfonso XIII. Acaba de salir al mercado un libro del académico José Montijano Ruiz titulada La estrella que no quiso apagarse (Almuzara), donde aporta datos sobre el romance entre la vedette y el monarca.
En su obra, Montijano recoge el testimonio de José Campúa que fuera empresario del teatro Romea de Madrid en los años vente. Según Campúa, el monarca regaló a la vedette unos impresionantes pendientes de perlas con brillantes. Unas joyas que la artista perdió al sufrir el robo de parte de sus pertenencias durante los primeros días de la Guerra Civil. Muchos años después los pendientes acabaron en la orejas de Elizabeth Taylor. La estrella de Hollywood consiguió los pendientes en una subasta. Cómo llegaron a esa sala de subastas es poco claro.
Volviendo al monarca y la vedette, lo cierto es que Celia Gámez siempre tuvo palabras de cariño para Alfonso XIII pero también para su consorte la Reina Victoria Eugenia. Cuando en 1984 vendió sus memorias a una revista del corazón en ningún momento hizo mención a su romance con el monarca español. Bien es cierto que en estos recuerdos previo pago de su importe no hizo apenas mención a ninguno de los amores con hombres poderosos que siempre se le intuyeron.
En una entrevista en televisión, por el contrario, si dejó clara su opinión sobre Alfonso XIII al ser preguntada por Alfonso XIII: «Los reyes son seres para querer con desinterés y sin celos».