El futuro desolador de Europa: Estos países se convertirán en pueblos fantasmas para 2100

Europa no es parte de las estadísticas más alentadoras y estudios indican que algunos países reducirán su población o dejarán de existir en 2100. En Europa algunos territorios dejarán de tener habitantes o los que queden serán mayores de 80 años, un indicio que aparece en las distintas tasas de natalidad de los territorios europeos entre los que se incluyen Francia, Italia y España.

Aunque las políticas de desarrollo sostenible siguen adelante y la lucha contra el cambio climático contribuye al bienestar de la población, existen otros factores sociales y demográficos que hacen que las ciudades se reduzcan considerablemente. De acuerdo al estudio del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de Seattle, la población mundial disminuirá a partir de la segunda mitad del siglo hasta alcanzar los 8.800 millones de habitantes en 2100, 2.000 millones menos que las proyecciones anteriores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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Cómo afectará a España esta situación: los factores económicos en Europa

A pesar de que la disminución de la población ayudará al medio ambiente, la economía es una de las partes más afectadas en este fenómeno. Es por esto, que España puede bajar en el podio mundial de potencias y pasar del puesto 13 de 2017 al 28 en 2100. Dentro de esta situación, se estima que el envejecimiento de la población y la baja en la cantidad de nacimientos contribuirán a la disminución del PIB en este país como en Italia, donde los gobiernos deberán enfrentar nuevos desafíos para combatirlos.

Para poder enfrentar esta problemática, los expertos aseguran que avances en la robótica «podrían cambiar sustancialmente la trayectoria del PIB por adulto en edad laboral, reduciendo el efecto de la estructura de edad en el crecimiento del PIB. Sin embargo, estos efectos son muy difíciles de modelar en esta etapa”, subrayan los expertos encargados en el nombrado estudio. Además, destacan que incorporar a la inmigración como motor económico podría ser una buena herramienta para contribuir al crecimiento de la población y así evitar la desaparición en los años siguientes.