A comienzos del mes de septiembre, David Broncano llegaba a La 1 con su nuevo programa La Revuelta, donde ya en menos de un mes, se ha logrado convertir en el nuevo éxito de las noches; en la última semana, una de sus invitadas fue Belén Esteban, la cual reveló que Netflix ha logrado cambiar sus noches, ya que se ha convertido en una gran fanática de una nueva serie criminal que la plataforma, en los últimos meses, ha estrenado dentro de su catálogo.
Esta nueva serie de Netflix, además de ser la segunda parte de uno de los true-crimes más exitosos de los últimos años, explora la vida, la mente y las acciones de los hermanos más letales de los Estados Unidos, que desde el estreno de esta temporada, han logrado convertirse en los asesinos más populares de este año.
2La historia real de los despiadados hermanos
Al igual que su representación en Netflix, la historia real de los hermanos Menéndez comenzó en una noche del mes de agosto de 1989, donde Lyle y Erik, sorprendieron a sus padres, José y Mary, quienes vieron como su propia sangre, cegados por la ira, les quitaban la vida con dos escopetas; durante toda la investigación policial, los hermanos aseguraban que ellos no había cometido ese sangriento acto, pero tras recibir una gran presión social, ya que se rumoreaba que habían asesinado a sus padres por dinero, Lyle y Erik confesaron ser los responsables del crimen, pero no por dinero, sino por detener un oscuro futuro que se les avecinaba.
El juicio de los hermanos se desarrolló durante toda la época de los 90’s, donde ambos revelaron que realizaron el crimen, ya que sufrieron una seguidilla de abusos físicos y sentimentales por parte de su padre, como así también, abusos sexuales, los cuales cada vez parecían no tener un final; en el año 1996, luego de varios atrasos y anulaciones, el juicio finalizó y tanto Lyle como Erik, fueron declarados culpables por la muerte de sus padres y fueron sentenciados a cadena perpetua, sentencia que hasta el día de hoy, siguen cumpliendo dentro de una fría prisión de California.
