La receta perfecta de pollo al ajillo: sabor y tradición en cada bocado

El pollo al ajillo es una receta clásica que ha conquistado paladares durante generaciones. Este plato, caracterizado por su intenso sabor a ajo y su toque tradicional, es perfecto para aquellos que buscan una comida reconfortante y llena de matices. Cocinar pollo al ajillo no solo es un viaje al pasado culinario, sino que también es una forma de resaltar lo sencillo y delicioso de la gastronomía española. Con pocos ingredientes, pero bien seleccionados, es posible lograr un resultado que hará que todos en la mesa quieran repetir.

2
Este es el proceso que debes seguir para obtener un plato lleno de sabor y tradición

El proceso para hacer el pollo al ajillo comienza dorando los ajos en aceite de oliva. Lo recomendable es utilizar una sartén grande y espaciosa para que los trozos de pollo puedan cocinarse de manera uniforme. Los ajos deben dorarse lentamente para liberar todo su sabor sin quemarse, ya que esto amargaría el plato. Una vez que los ajos están dorados, se retiran y se reserva el aceite aromatizado, que será el encargado de darle ese toque tan característico al pollo al ajillo.

Luego, los trozos de pollo se doran en el mismo aceite, permitiendo que la piel quede crujiente y dorada. Este es un paso clave para lograr la textura ideal. Una vez que el pollo ha alcanzado ese dorado perfecto, se reincorporan los ajos y se añade un chorrito de vino blanco para desglasar la sartén. En este punto, los sabores comienzan a unirse y el aroma que desprende el pollo al ajillo es irresistible. La cocción se completa a fuego lento, permitiendo que el pollo absorba todo el sabor del ajo y el vino.