La Disidencia y el Malestar Emocional en el Siglo XIX: Una Exploración Sensorial

La dramaturga Carla Nyman propone en ‘Hysteria’ un «rapto sensorial» que ensambla lo físico y lo sonoro en una «alegoría de la condición humana y sus males en el siglo XIX» con tintes surrealistas. Su objetivo es cuestionar la insatisfacción, la disidencia con la «lógica impuesta» por la sociedad y el malestar emocional.

‘Hysteria’ es una coproducción de Teatro Kamikaze y Teatro de la Abadía que se estrena este miércoles en el foro madrileño, donde permanecerá en la Sala José Luis Alonso hasta el 13 de octubre. La propia Nyman ha subrayado esa «idea de lo sensorial» que impregna la obra, la cual parte de la visita de Agustina, personaje que interpreta Lluna Issa Casterà, al doctor (Mariano Estudillo) debido a un dolor que soporta desde hace tiempo en su interior.

La Intromisión del Doctor y el Viaje por el Organismo

El facultativo, empeñado en emitir con rigor su diagnóstico, acabará absorbido por el cuerpo de la paciente, iniciando un viaje por el organismo de Agustina sin omitir los aspectos más fisiológicos o escatológicos. Todo ello, reconoce Nyman, para que el espectador pueda sentir «esa intromisión» que experimenta el doctor, un planteamiento en el que juega un papel clave la iluminación de David Picazo –luces estroboscópicas incluidas– y el sonido diseñado por Sandra Vicente, con música, canto y baile por parte de los intérpretes.

La escenografía incluye «mondongos» que cuelgan del techo como apéndices abiertos a la imaginación del público o una camilla en un entorno blanco y aséptico que recuerda a un sanatorio –podría ser el de la Salpêtrière en el que el famoso doctor Jean-Martin Charcot desarrolló sus estudios sobre la histeria en el siglo XIX– conforman una escenografía donde cuadros y fotografías juegan con la idea de un museo de arte contemporáneo que se alterna con el espacio hospitalario.

Finlandia y la «Tramposa Idea de Felicidad»

Finlandia, país de origen de la madre de Nyman, y la «tramposa idea de felicidad» que se asocia al mismo –a pesar de sus altas tasas de suicidio– es otro de los soportes sobre la que pivota el montaje. Sin obviar el «sesgo de género» que acompaña al concepto de histeria, la obra parte del libro ‘La invención de la histeria’, de Georges Didi-Huberman, para analizar la evolución de este malestar hasta el presente.

Así, y pese al título, en ‘Hysteria’ no se habla propiamente de ella, sino de cómo esta manifestación «de descarga del malestar», se ha visto sustituida hoy en día por una «represión » del mismo, en forma de «depresión, manía o ansiedad«, ha verbalizado la autora, quien reconoce la intencionalidad de la obra de denunciar el mensaje actual «de negación de la vulnerabilidad » de las personas, algo que, por el contrario, «forma parte de la naturaleza humana».

El estreno nacional de ‘Hysteria’ supone el regreso de Teatro Kamikaze a La Abadía y lo hace con una función «íntima» y «cruda», pero a la vez «llena de sarcasmo e ironía». Deseo, insatisfacción y violencia sistémica se entremezclan en la obra que para el director artístico del Teatro de La Abadía, Juan Mayorga, reúne muchas de las «fuerzas» de la poesía y narrativa de Nyman junto a «otros talentos y singularidades» que el espectador podrá descubrir por primera vez en ‘Hysteria’.