El día de debut de David Broncano en TVE, Pablo Motos decidió contraatacar con toda la artillería. Sentaba en su plató a Victoria Federica de Marichalar. Era la primera vez que la hija de la Infanta Elena visitaba un programa de televisión, aunque ya se la había visto en algún podcast como el de su tocaya Vicky Martín-Berrocal.
Quinta en la línea de sucesión al trono, poca broma, la sobrina de Felipe VI ha decidido encaminar sus pasos profesionales hacia ese tótum revolutum que suele ser la profesión de influencer que, en el fondo, se parece mucho a lo de ser mujer anuncio.
La aristócrata se ha puesto en manos de una poderosa agencia de influencers, Soy Olivia Media Group. A través de ella la hija de Jaime de Marichalar se ha potenciado como personaje mediático y, según han señalado algunos medios, Vicky Fede (como la conocen sus amigos) empieza a cotarse razonablemente bien en ese mundo ya que cobra 3.000 por asistir a fiestas patrocinadas y hasta 20.000 por realizar su primer anuncio. Su debut como ‘actriz’ fue muy comentado por todo el cachondeo que generó en redes sociales. Fue un spot para patrocinar la serie de Netflix La casa del dragón y la cadena de cafeterías Starbucks.
En televisión ha rodado al tercera temporada de El Desafío con la productora de Pablo Motos. Nunca se ha confirmado oficialmente pero se ha hablado de un sueldo de 12.000 euros por programa. Una cantidad, por cierto, lejos de las cantidades que se han especulado para su compañera de concurso, Genoveva Casanova que vio cómo su cotización subió a raíz de su escándalo royal con Federico de Dinamarca.
Según Silvia Taulés en su libro Los sobrinos del Rey (Ediciones B, 2024) la profesión elegida por Victoria Federica no gustó nada en su familia al principio pero, con el tiempo, lo han aceptado y su abuelo, Juan Carlos I, se ha convertido en el mejor crítico de su nieta. Sigue atento todo lo que hace y le dice qué no le gusta y qué sí. Eso sí, Taulés asegura que cuando Irene Urdangarin, la menor de los hijos de la Infanta Cristina, planteó que le gustaría seguir los pasos de su prima mayor, la exduquesa de Palma fue tajante en su postura en contra.
LAS CREMAS PONDS DE VICTORIA EUGENIA
Lo cierto es que Victoria Federica no es el primer miembro de la familia real española en usar su nombre para facturar por trabajos publicitarios. La pionera fue ni más ni menos que la Reina Victoria Eugenia de Battenberg. La consorte de Alfonso XIII cobró 4.000 dólares por ser imagen publicitaria de las cremas Ponds en octubre de 1926.
Llegar a ver la monarca en varias revistas haciendo publicidad no fue una negociación sencilla. La intermediaria entre la marca y la Casa Real fue una prima del rey, María Dolores de Borbón. Una aristócrata revolucionaria que intentó triunfar como actriz en el cine mudo y luego se dedicó a todo tipo de aventuras en Estados Unidos. La Casa Real y el gobierno español lo tenían claro. El anuncio se haría pero no se publicaría en España y no se usaría una foto sino uno de los retratos oficiales de la Reina, en concreto, el que realizó el pintor húngaro Lászlo.
El anuncio causó sensación y a partir de entonces la marca fichó a mujeres como María de Rumanía o la millonaria Gloria Vanderbilt. Los españoles, sin embargo, no se enteraron de este anuncio. El gobierno español decidió ocultarlo a raíz de la escandalera que se montó a cuento de otra experiencia publicitaria. La de la Infanta María Cristina que sí posó para la marca Camomila. Aunque se dijo que fue por motivos solidarios, la decisión de la hija de Alfonso XIII fue muy criticada.
EL COLA CAO DE IÑAKI URDANGARIN
En 1997, cuando se casó con la Infanta Cristina, Iñaki Urdangarin era una estrella del balonmano. En esos años el triunfo olímpico de la selección española en Atlanta 96 aún resonaba y junto al equipo del Barça el vitoriano protagonizó un anunció de cola-cao en 1998, dos años antes de retirarse oficialmente de las canchas.
Aunque él no era el protagonista del spot hubo muchos comentarios negativos. Algunas empresas comerciales no vieron con buenos ojos que el yerno de los reyes de España hiciera publicidad favoreciendo a una marca determinas. En Zarzuela esto no gustó tampoco. Desde que Juan Carlos I había llegado al trono se había negado a que, como en tiempos de su abuelo, algunas empresas pudieran usar la etiqueta de ‘proveedores de la Real Casa’. Una manera de evitar que fueran acusados de favorecer a unas marcas comerciales en detrimento de otras.
En esos años, Simoneta Gómez-Acebo, hija de la Infanta Pilar, familia del Rey pero no familia real, realizó un anuncio para una conocida marca de pañales. El dinero que percibió fue para la fundación benéfica Nuevo Futuro.
