En las más emblemáticas escenas de Downton Abbey aparecen las postales inglesas de las típicas series de época. Downton Abbey fue rodado en un enclave especial, en la profunda Inglaterra, en una villa medieval que puede ser recordada por los seguidores de la ficción.
Este pueblo se llama Castle Combe y se ubica en Costwolds, a 20 kilómetros de la ciudad de Bath. Por sus impresionantes paisajes, esta villa no fue sólo el escenario de Dowton Abbey sino también de otras producciones como como Doctor Dolittle (1966) y War Horse (2011).
La magia de Castle Combe, el lugar perfecto para los fanáticos de Downton Abbey
Castle Combe regala los paisajes típicos de cualquier serie de época como Downton Abbey donde la perfección de las imágenes británicas logran cautivar a cualquiera. En un vuelo de más de dos horas desde Barcelona, este destino puede ser el ideal para vacaciones de otoño. Su encanto radica en sus edificios estilo medieval, al igual que sus callejuelas y su icónica iglesia.
Uno de los principales atractivos de este pueblo es la iglesia medieval de San Andrés que posee el Castle Combe Clock, uno de los pocos relojes medievales del Reino Unido que se mantiene en funcionamiento. Además, esta villa cuenta con otro monolito histórico conocido como la Cruz del Mercado, que fue construido cuando se le concedió el derecho a celebrar un mercado semanal.
Como en Downton Abbey, las mejores delicias también están en Castle Combe
Además de ser el escenario de la exitosa serie de Netflix Downton Abbey, Castle Combe posee uno de los mejores sitios para disfrutar del tradicional té de las cinco como sólo los ingleses saben hacerlo. A pesar de ser una localidad pequeña, este pueblo esconde otro tesoro de lujo: el hotel Manor House, donde los visitantes pueden conocer el restaurante Bybrook, que posee una estrella Michelin y degustar las mejores delicias caseras para el Five O’Clock Tea.
Quienes elijan este mágico sitio para sus vacaciones, deben tomar un vuelo hasta Londres y, una vez en la mística ciudad, se puede realizar un viaje en coche de dos horas por la M4. Más allá de sus calles y edificios típicos del medioevo, este sitio tiene verdes prados y colinas, ideales para dar un paseo y disfrutar de relajarse al sol. La hospitalidad de los vecinos es otra de sus características y ellos dejan tarros de mermelada y miel a los turistas para que puedan disfrutarlos sin esperar nada a cambio.
