El Jimmy Giménez-Arnau más desconocido: una tele pirata, un libro secuestrado y una película de drogas

La muerte del periodista Jimmy Giménez-Arnau a los 81 años ha supuesto la pérdida de unos los grandes tertulianos de la pequeña pantalla, pero más allá del personaje catódico Jimmy era un hombre creativo que protagonizó todo tipo de aventuras profesiones y vivió anécdotas sorprendentes.

En las distancias cortas era un hombre más sentimental de lo que su imagen irónica transmitía. En las ocasiones que el autor de este artículo pudo charlar con él se mostró siempre generoso. La primera vez fue con motivo de la publicación de su memorias en 2020. Fue una conversación telefónica, eran los tiempos post confinamiento. Para él, en un principio, fue una entrevista de promoción de trámite, pero en cuento pasaron los primeros minutos la charla fue amena. «Joder, te has leído el libro», me soltó de forma sorprendida. A partir de ahí se rompieron todas las barreras y la charla fue generosa en forma y fondo. Desde entonces, Jimmy se convirtió en esa persona que cada vez que llamabas para consultar algo se ponía al teléfono.

La última vez que este periodista tuvo contacto con él fue la pasada primavera. Como de costumbre Jimmy se mostró generoso. «Es fácil cuando no te preguntan gilipollas», decía. En esa charla hablamos, por ejemplo, de su relación con su hija Leticia. De la inexistencia de relación, mejor dicho. Me contó que, en 1979, recién nacida su hija le escribió una carta para explicarle la familia en la que había nacido.

UNA TELEVISIÓN PIRATA EN MALLORCA

Aunque Giménez-Arnau se consideraba ante todo escritor, muchas partes de su biografía opacaron su calidad literaria. Algo, por cierto, que el llevaba con total sentido del humor. Entre los momentos más llamativos de su vida, sin duda, está el de montar la primera televisión privada de España. Eso si, con la salvedad de que era pirata.

Era 1983 y en nuestro país el mercado televisivo no se había liberalizado. Muchos pensaban que con la llegada del PSOE, en 1982, Moncloa por fin se abriría el panorama catódico. Sin embargo, no fue así en los primeros años de Felipe González. Hubo que esperar a 1990 para que llegaran las privadas.

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Portada libro Urquijo, Jimmy Giménez-Arnau.

Desde la tele pública muchas figuras públicas se posicionaba a favor de ese cambio como Massiel o Encarna Sánchez. Jimmy pasó a la acción. Junto Jorge Bascones y Carmelo Lacaci lanzó Onda Blúmini, una televisión pirata que emitía en radio local desde el puerto de Andrax en Mallorca. Fue el 15 de julio de 1983. Los padrinos fueron nada menos que Camilo José Cela y Sara Montiel.

«Venimos a apoyar la librevisión, a seguir la lucha en favor de la libertad de ondas, como ya intentaron hacer antes la televisiones dependientes de Cardedeu, Coria, Alaró, Lloret, etcétera», anunciaba Giménez-Arnau a la prensa entonces.

Sin embargo, el experimento estaba fomentado por Antena 3 Radio. Jimmy colaboraba para la emisora y ésta estaba vinculada con el mítico diario local mallorquín Última hora. Años más tarde la emisora consiguió la primera licencia para una televisión privada en España, Antena 3 Televisión.

Años más tarde le contaría a este periodista que «lo hicimos para molestar. La Guardia Civil me pedía que les dijera desde donde emitíamos y yo les decía que, desde 12 millas, en aguas internacionales».

LIBRO RETIRADO POR ORDEN JUDICIAL

Cuando hablaba de su carrera literaria y aunque fue finalista del Premio Nadal 1977 con Las islas transparentes, siempre aseguró que el libro del que estaba más orgulloso era Las malas compañías, subtitulado Hipótesis íntimas sobre el asesinato de los marqueses de Urquijo. El libro era una aproximación al crimen que marcó un hito en la historia de la democracia.

Junto con Mauricio López-Roberts, condenado en 1990 por encubrimiento del crimen, mantenía una hipótesis concreta sobre lo que ocurrió aquel 1 de agosto de 1980 cuando Rafi Escobedo, sólo o en compañía de otros, acabó con la vida de los Urquijo. El asunto generó tanta poklémica que tanto él como López-Roberts acabaron ante los Tribunales.

«Mandaron destruir incluso las planchas en plena democracia. El problema es que contaba que Felipe González había pedido un crédito al Banco Urquijo y se lo concedieron», explicaba en una entrevista.

El libro era revolucionario para la época, «también hicimos una sesión de hipnosis a López-Roberts. Le dejaron recto con la nuca encima de una silla y los pies en otra. Saltabas encima de él y no se doblaba», contaba.

UNA PELÍCULA ESTUPEFACIENTE

Entre sus muchas andanzas profesionales, en 1981, recién divorciado de una de las nietas de Franco, dirigió su única película. Se tituló Cocaína y estaba interpretada por Josema Yuste, Alfonso Ussía y Amalia García Obregón, hermana de la mediática Ana.

La película era, en teoría, una parodia sobre la jet set de la época y tenía un guión desquiciado, pero Jimmy acabó peleado con el productor Andrés Vicente Gómez. Fue un auténtico fracaso de taquilla. Años después, Paco Clavel recuperó la cinta para su serie de proyecciones en Madrid conocidas como Cinema OhCulto.