José Carlos Campo, exministro de Justicia y miembro de Tribunal Constitucional, ha dado la sorpresa anunciando al presidente del TC, Cándido Conde-Pumpido, que se abstendrá en la votación que dirimirá la posible inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía.
A muchos la decisión del magistrado les ha pillado por sorpresa pero, lo cierto es que el que fuera titular de Justicia ha pasado a engrosar la lista de caídos de Pedro Sánchez hace tiempo. Nombres que han formado parte de su Ejecutivo pero que han perdido, por distintos motivos, el favor presidencial. Un grupo al que también pertenece la pareja de Campo, la que fuera tercera autoridad del Estado, Meritxell Batet.
Campo ha justificado su decisión precisamente por su pasado como miembro del Gobierno Sánchez. Se basa para ello en los artículos 22 y 80 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
La postura de Campo puede interpretarse como una forma de dar la razón al Partido Popular que ha solicitado que no solo se aparte él, sino también el propio Conde-Pumpido y la magistrada Laura Díez, que fue alto cargo en el Gobierno de Pedro Sánchez.
NOMBRAMIENTOS POLÉMICOS
Campo y Díez fueron nombrados magistrados del Tribunal Constitucional el 29 de noviembre de 2022 en un decisión no exenta de polémica. Campo era exministro de Justicia del mismo Gobierno que lo nombraba y Laura Díez era considerada una ‘fontanera’ de Moncloa. Había ejercido como Directora General de Asuntos Constitucionales y Coordinación Jurídica del Ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática y antes había ocupado el puesto de Directora del Gabinete del Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.
Estos nombramientos eran los dos que le corresponden al Gobierno por Ley, aunque tradicionalmente se esperaba a que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) designara a los otros dos que completan el tercio de cuatro magistrados pendiente de renovación. Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez advirtió que no estaba dispuesto a esperar a que el órgano de gobierno de los jueces tomara su decisión. Se esperaba el nombramiento de figuras afines, de carácter progresista, pero el hecho de ser dos profesionales con recientes puestos en el Gobierno causó estupor y también indignación.
ALEJADOS DE SÁNCHEZ
Juan Carlos Campo pasa a engrosar la lista, cada vez más amplia, de socialistas y exmiembros del Gobierno que se alejan de Sánchez. Bien por decisión del propio presidente, bien porque deciden ser críticos con algunas decisiones del Jefe de Gobierno.
Campo salió del Consejo de Ministros en julio de 2021. Durante el año y medio que estuvo al frente de la cartera de Justicia fueron públicas y notorias sus divergencias con los ministros de Unidas Podemos. Especialmente con Irene Montero a cuenta de la conocida como Ley del Sí es Sí. Campo unió sus fuerzas a la entonces vicepresidenta Carmen Calvo. Ambos formaron un tándem crítico con algunos aspectos de la ley impulsada por Montero. Protagonizaron varios choques trenes en el Consejo. Campo aguantó el tirón pero su imagen acabaría muy tocada por los indultos a los presos del procés.
A su salida del Gobierno Campo pidió reincorporarse a su puesto como magistrado en la Sección Tercera de la Sala de lo Penal en la Audiencia Nacional en septiembre de 2022. Sin embargo, de ahí salió para ocupar un puesto en TC. Un lugar estratégico para Moncloa. Una decisión que recordaba a la ocurrida con su predecesora Dolores Delgado que pasó del Ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado.
MERITXELL TAMBIÉN
Juan Carlos Campo forma con Meritxell Batet una de las parejas más influyentes, y discretas, de la política nacional. Batet fue nombraba en mayo de 2019 presidenta del Congreso de los Diputados la tercera autoridad del Estado por debajo del Rey Felipe VI y el presidente del Senado Ander Gil. En fechas similares empezaron su relación sentimental Campo y Batet.
La expresidenta de la Cámara Baja es una ‘socialista pata negra’, una histórica del PSC (Partido Socialista de Catalunya). Nacida en Barcelona en 1973, se licenció en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra de la Ciudad Condal y se inició en política en la Agrupación de Gràcia del Partido Socialista de Catalunya (PSC) comenzando a destacar a principios de los noventa junto al exministro Narcís Serra.
En cuanto a su vida personal, en 2005 se casó con el diputado cántabro del PP, José María Lasalle, un hombre clave en los gobiernos de Mariano Rajoy, donde ejerció de Secretario de Estado de Cultura desde 2011 a 2016. Con él tuvo dos hijas mellizas: Adriana y Valeria. Sin embargo, el matrimonio se rompió en buenos términos cuando Lasalle dio un giro a su vida íntima. En 2019 Batet inició su romance con Juan Carlos Campo, formando una de las parejas más estables de la política española.
La salida de Meritxell de la presidencia de la Cámara Baja tras las elecciones de julio de 2023 fue la cristalización del alejamiento con ciertos postulados de Sánchez. Batet consideraba «inconstitucional» la Ley de Amnistía y pertenece a ese sector del PSC que no ha visto con buenos ojos a los independentistas más exaltados. Por eso, su figura molestaba a grupos que apoyaron la investidura de Sánchez tras los resultados de las Generales de julio de 2023. Así, las cosas Batet decidió anunciar que dejaba la política activa. «Me voy con el orgullo de haber servido a un proyecto colectivo que busca, por encima de todo, mejorar la vida de las personas y transformar la sociedad. Un proyecto al que me he entregado en cuerpo y alma y al que seguiré sirviendo allí donde vaya», seguró en su momento sin dar más explicaciones. Su postura sobre la amnistía era conocida. Un posicionamiento que ahora mantiene también su pareja, Juan Carlos Campo.
LAS AMBIGÜEDADES DE GARCÍA-PAGE
Dentro del PSOE, al manos de cara a la galería, hay dos nombres que se identifican como críticos con el Ejecutivo: Javier Lambán y Emiliano García-Page. Especialmente, el segundo. El presidente de Castilla-La Mancha es el único barón territorial que puede presumir en la actualidad de una mayoría absoluta en solitario.
Sin embargo, tal y como publicó Moncloa, el presidente de Castilla-La Mancha no convence ni en sus propias filas, ni mucho menos en las del Partido Popular tras su rechazo público al concierto catalán. El líder socialista de los castellanomanchegos no logra reunir fuerzas internas para armar una candidatura con garantías para hacer frente a Pedro Sánchez tras un Comité Federal donde todas las filas están más prietas que nunca.
«Nadie se quiere movilizar contra Pedro Sánchez, a pesar de las críticas internas y públicas por el concierto catalán, el culmen de la desigualdad», apuntan fuentes socialistas. García-Page ha tomado buena nota de la ausencia de apoyos a una hipotética candidatura para hacer frente a la reelección de Pedro Sánchez como secretario general. «Los militantes están hartos de su palabrería, más propia de la oposición que de posiciones progresistas. Si quiere entregar el poder al PP, allá él», destacan visiblemente enfadados varios militantes que han acudido al nuevo homenaje y cierre de filas a Pedro Sánchez.