El límite que Felipe VI ha impuesto a su hermana Cristina después de su reconciliación pública

Felipe VI ha marcado un límite claro después de su reciente reconciliación con su hermana, la infanta Cristina. Tras años de distanciamiento, ambos se reencontraron públicamente en la boda de Victoria López-Quesada, ofreciendo una imagen que simboliza una nueva etapa en su relación familiar. La fotografía a las puertas de la finca Soto Mozanaque no tardó en recorrer los medios de comunicación de todo el mundo, alimentando la percepción de una supuesta armonía renovada entre los hermanos. Sin embargo, pese a la aparente cordialidad, Felipe VI ha dejado claro que hay líneas que no se cruzarán jamás en esta reconciliación.

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Felipe VI ha dejado claro que su relación personal con la infanta Cristina no influirá en sus decisiones respecto a ella en la institución

El rey Felipe VI ha impuesto una serie de límites en esta nueva etapa de acercamiento con su hermana. Aunque las desavenencias que los separaron durante años parecen haber quedado atrás, los términos de su relación han cambiado desde 2015, cuando Felipe VI decidió despojar a la infanta Cristina de su asignación económica y de su título de Alteza Real después del escándalo del Caso Nóos, que implicó a su entonces esposo, Iñaki Urdangarin. Desde entonces, el monarca ha sido inflexible en su postura, dejando claro que el regreso de Cristina a la familia no implica una devolución de sus antiguos privilegios.

A pesar de la voluntad de Felipe VI de mantener un trato cordial con su hermana, su postura firme establece que la infanta Cristina no recuperará su título de Alteza Real ni desempeñará ningún papel representativo en actos oficiales de la Corona. Para Felipe VI, la Familia Real española sigue compuesta únicamente por él, la reina Letizia, sus hijas Leonor y Sofía, y la reina emérita Sofía. Cristina, junto con su hermana Elena, podrá seguir participando en eventos como presidenta de honor de diferentes organismos, pero siempre al margen de la representación institucional de la monarquía.

En este ambito, diversos analistas y columnistas han interpretado la reconciliación pública entre Felipe VI y Cristina como un gesto calculado para proyectar una imagen de unidad familiar que había sido muy cuestionada en los últimos años. Sin embargo, el encuentro en la boda de Victoria López-Quesada no estuvo exento de especulaciones, especialmente por la ausencia de la reina Letizia, quien en esos días se encontraba en París brindando su apoyo a la delegación española de los Juegos Paralímpicos. La escritora y bloguera Pilar Eyre ha sugerido que la no asistencia de Letizia podría haber sido parte de una maniobra para evitar tensiones en el evento.

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