Madrid, más allá de su bullicioso centro urbano, esconde también rincones de paz y belleza que pocos imaginan. Uno de esos es el Parque Nacional de Guadarrama, ubicado tan solo a unos kilómetros de la capital, se alza como un paraíso natural donde la diversidad de paisajes y especies lo convierte en un destino perfecto para los amantes de la naturaleza. Con más de 33.000 hectáreas que abarcan parte de Madrid y Segovia, este parque brinda a sus visitantes una inmensa riqueza ecológica, cultural e histórica, destacando como uno de los principales pulmones verdes del país.
1Madrid es afortunada de contar con un lugar tan maravilloso a tan solo un paso de distancia
La sierra de Guadarrama, que da nombre al parque, se extiende majestuosamente por el norte de Madrid, ofreciendo una enorme cantidad de rutas y senderos para explorar. Desde suaves caminos hasta desafiantes ascensos a cumbres como Peñalara, el punto más alto de la Comunidad de Madrid, el parque es un lugar ideal tanto para familias que buscan una escapada tranquila como para aventureros en busca de nuevas emociones. Además, cada estación del año transforma el paisaje, desde los blancos invernales hasta los colores vivos de la primavera y el otoño.
Madrid es un lugar privilegiado al tener este enclave natural a tan corta distancia. Los bosques de pinos silvestres, robles y encinas conviven en armonía con ríos cristalinos y lagunas glaciares, ofreciendo refugio a una gran variedad de fauna. Aquí, es posible avistar cabras montesas, ciervos, jabalíes y una gran diversidad de aves, algunas de ellas en peligro de extinción, como el águila imperial ibérica. Este ecosistema tan diverso hace del Parque Nacional de Guadarrama un lugar de enorme interés para biólogos, ecologistas y amantes de la fotografía.
