Las migas extremeñas son uno de esos platos tradicionales que evocan el calor de la cocina casera y la sencillez de los ingredientes básicos que, combinados con maestría, logran un resultado exquisito. Esta receta, que tiene sus raíces en la gastronomía de Extremadura, es perfecta para un desayuno bien cargado, una comida reconfortante o incluso como un almuerzo especial en los días fríos.
Es un plato con sabor rústico y auténtico, que logra capturar la esencia de la cocina tradicional española, convirtiendo ingredientes humildes en un plato verdaderamente delicioso.
2Paso a paso para hacer unas migas extremeñas y disfrutar de un plato que llega directamente al corazón
La preparación de las migas extremeñas empieza con el desmenuzado del pan, que debe quedar en trozos pequeños y uniformes. Después, se humedece un poco con agua y se deja reposar cubierto con un paño, para que adquiera la textura perfecta. En una sartén grande, se sofríen los ajos en aceite de oliva hasta que estén dorados y crujientes, liberando su fragancia inconfundible. Luego de esto, se añade la panceta o chorizo, dejándolo cocinar hasta que esté bien dorado y haya soltado parte de su grasa, impregnando el aceite con su sabor.
Es ahora cuando llega el turno de los pimientos, que se incorporan a la sartén para que se ablanden y se integren con los demás ingredientes. Este paso es crucial para que las migas extremeñas adquieran una mezcla de sabores que se complementan entre sí. Cuando los pimientos están listos, se retiran todos los ingredientes de la sartén, dejando solo el aceite con todo su sabor impregnado, y se añaden las migas de pan, removiéndolas constantemente para que se doren de manera uniforme.
Para darle el toque final a estas migas extremeñas se vuelven a incorporar los ingredientes reservados, mezclando bien para que cada bocado esté lleno de sabor. Cocinadas a fuego lento y con paciencia, las migas se convierten en un plato delicioso y lleno de matices, perfecto para compartir en familia o con amigos. Además, se pueden acompañar con uvas, que aportan un contraste refrescante, o con un huevo frito encima para una experiencia aún más reconfortante.