Receta para hacer unos macarons que parecen sacados de una pastelería francesa

Los macarons, esos pequeños dulces franceses que parecen casi imposibles de replicar en casa, y en realidad pueden ser un verdadero desafío. Pero, ¿y si te dijera que es posible hacerlos perfectos, crujientes por fuera, suaves por dentro, como si hubieran salido de una pastelería de París? Con paciencia, precisión y algunos consejos clave, lograrás que tus macarons caseros pueda competir con los de cualquier chef francés.

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Paso a paso para hacer macarons perfectos

El primer paso en la preparación de estos bocados es tamizar muy bien la harina de almendra con el azúcar glas, asegurándote de que no quede ningún grumo. Luego, es importante batir las claras de huevo a punto de nieve con una pizca de sal, añadiendo poco a poco el azúcar común hasta que la mezcla esté firme y brillante. Este merengue es la clave del éxito, ya que de él dependerá que tus macarons tengan la textura correcta.

Después, con movimientos envolventes y mucho cuidado, integra el merengue con la mezcla de almendra y azúcar, evitando perder el aire que le dará la consistencia perfecta. Una vez que la masa esté lista, colócala en una manga pastelera y forma pequeños círculos en una bandeja de horno cubierta con papel de hornear.

Golpea la bandeja suavemente contra la mesa para eliminar burbujas de aire y deja que los macarons reposen durante al menos 30 minutos para que se forme una costra en la superficie. Esto ayudará a que crezcan de manera uniforme en el horno, logrando ese característico pie o «collar» que distingue a los macarons bien hechos.

Hornea los macarons en un horno precalentado a 150 grados centígrados durante unos 15-18 minutos, vigilando atentamente para evitar que se quemen. Una vez fuera del horno, déjalos enfriar antes de rellenarlos con el ganache, crema o mermelada de tu elección. Este es el momento en el que tus macarons cobrarán vida, con un delicado equilibrio entre el sabor dulce del merengue y la intensidad del relleno.