El ministro de Transportes, Óscar Puente, no gana para disgustos. Si varios socios del PSOE, como ERC y Junts, han pedido su dimisión, como también Vox, el dirigente más polémico del Gobierno podría tener que responder ante el caos por la inmigración el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas.
El hacinamiento de inmigrantes en la infraestructura crítica para España ha sido la tónica durante meses, sin que el ministro de Transportes haya tomado cartas en el asunto, delegando en Interior, con Fernando Grande-Marlaska al frente, toda la responsabilidad.
Las salas de espera para los inmigrantes y solicitantes de asilo en la terminal aeroportuaria está completamente colapsada, llevando al límite a los agentes de la Policía Nacional, encargados de velar por la seguridad en esa parte de las instalaciones.
Según la denuncia de Manos Limpias, a la que ha tenido acceso este diario, «el caos se ha instalado en el Aeropuerto Adolfo Suarez-Madrid Barajas, en la que la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo por vía aérea ha colapsado el sistema de acogida a los mismos y se encuentran amontonados y desatendidos en instalaciones insalubres y con dificultades para ser atendidos por abogados».
EL CAOS EN EL SISTEMA DE ACOGIDA, CULPA DE PUENTE
El sindicato de funcionarios recoge el guante y la denuncia pública del Colegio de Abogados de Madrid, que ha comparado la «desastrosa» situación con la de un «campo de refugiados».
La denuncia pone de manifiesto, además, el «caos ferroviario», especialmente en las estaciones de Chamartín y Atocha, desbordadas. El ministro Puente ha culpado de la situación, con 478 incidencias en apenas 118 días –una media de cuatro al día- al fabricante de los trenes, Talgo, así como a la saturación. No obstante, ha vuelto a asegurar, esta vez ante el Congreso de los Diputados, que España dispone del mejor servicio ferroviario del mundo, pero ha apostillado: «A pesar del PP».
El ministro de Transportes, sin embargo, no ha convencido ni a sus propios socios de Gobierno. ERC y Junts le culpan y le recriminan la nefasta situación que registra Cercanías en Cataluña, con retrasos de más de cuatro horas en algunos trenes, mientras la desesperación se centra en las líneas que recorren precisamente las zonas más alejadas de Barcelona, especialmente en Lleida y Tarragona, así como el área metropolitana de Barcelona. Puente ha culpado a la Generalitat de no custodiar adecuadamente la infraestructura, permitiendo el robo de 40 km de cable, como ocurrió en Montcada, dejando sin servicio durante días a toda Cataluña.
LA PUNTUALIDAD FERROVIARIA SE DESPLOMA POR EL CAOS
El ministro Puente, además, ha puesto de manifiesto la impuntualidad de Renfe. Solo llegan en hora el 76% de los trenes comerciales, mientras que en la primera semana de agosto cayó al 50%, principalmente en los que van por varios anchos de vía.
Puente ha vuelto a insistir en echar la culpa y la responsabilidad a terceros. Según ha apuntado, el 57% de los problemas provienen de defectos en las locomotoras de los nuevo Talgo, que han tenido que estar parados durante meses, dejando huecos y retrasos importantes en horas punta. El origen de las incidencias está «claramente localizado», ha asegurado. Asimismo, ha culpado a Cataluña de no ofrecer un servicio de seguridad para evitar robos e incidencias.
Durante estos meses, hasta la mitad de los nuevos trenes han tenido que ser inmovilizados, según ha asegurado. Asimismo, ha valorado positivamente la respuesta de Talgo, que ha reparado los trenes y puesto en funcionamiento a 21 de los 22 trenes entregados en mayo.
PUENTE SEÑALA A TALGO Y A LA SEGURIDAD DE LOS MOSSOS
«Hemos puesto en marcha medidas inmediatas para revertir esta situación. Y de igual forma, se ha dispuesto que Talgo tenga personal experto con acceso a las herramientas de seguimiento online», ha sentenciado en su comparecencia en el Congreso de los Diputados.
Para los denunciantes, «a pesar de esas graves situaciones y las consecuentes quejas que se reflejan ampliamente en los medios de comunicación el ministro Óscar Puente no adopta ninguna medida para corregirlas, tanto en cuanto solo se dedica a hacer política agresiva, maltratando de palabra y faltando al respeto a través de las redes (eso si muy eficientemente) a quienes ponen en cuestión su pésima o nula gestión al respecto».
«El mal funcionamiento de las infraestructuras ferroviarias pone en constante peligro la integridad física de los viajeros tanto por riesgo de avalanchas en estaciones en las que cientos de viajeros han de esperar amontonados como ocurre por ejemplo, en la estación madrileña de Chamartín, como por el hecho de quedarse atrapados durante horas en túneles con temperaturas extremas, dándose la circunstancia de que los usuarios han tenido que escapar rompiendo las ventanas de los vagones y caminar por las vías», según la denuncia a la que ha tenido acceso MONCLOA.
