Los Mossos se confunden con el coche de Puigdemont, mientras el único agente que lo seguía no pudo reportar su posición

La fuga del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el pasado 8 de agosto en Barcelona ha sido objeto de gran interés público. Según el informe enviado al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, y al que ha tenido acceso Europa Press, los Mossos d’Esquadra se encontraron con una compleja situación que dificultó la detención del exmandatario catalán.

El informe detalla que uno de los ocho agentes adscritos a la Comisaría General de Información fue el único que logró observar visualmente la huida de Puigdemont. Sin embargo, el resto de los efectivos policiales desplegados, unos 600 en total, se centraron en la comitiva que avanzaba hacia el Parlament, perdiéndose así la oportunidad de impedir la fuga.

Vallas, Carpas y Diversión como Cortina de Humo

Según el relato de los Mossos, en el Passeig de Lluís Companys se habían instalado unas vallas metálicas de 180 centímetros de altura que formaban un perímetro en la zona posterior, laterales y por delante del escenario, justo delante del monumento. Estas vallas estaban cubiertas por lonas negras que impedían la visibilidad del interior. Además, en el interior se habían montado dos carpas de color granate con lonas laterales que también obstruían la visión.

A este espacio rodeado de vallas y carpas accedió el expresidente Puigdemont a las 8:56, donde pronunció un breve discurso. Luego, bajó por unas escaleras y entró en una de las carpas. Mientras tanto, en el interior del vallado, un grupo de personas se colocó con gorros de paja y otras con gorras de béisbol, generando una distracción que facilitó la huida.

La Fuga Consumada con la Complicidad de Turull

Según el informe, a las 9:05 un grupo de personas cortó las bridas que unían las vallas, abriendo una salida habilitada justo en la zona posterior, la más alejada del escenario. En ese momento, el agente que observaba la escena vio cómo Jordi Turull, con una gorra oscura de béisbol, salía del interior del vallado y cómo Puigdemont se colocaba una gorra igual y se introducía en el asiento posterior izquierdo de un vehículo blanco que salió del aparcamiento subterráneo.

El informe señala que el resto de efectivos policiales presentes en el lugar «fueron desconocedores de lo que estaba sucediendo» y centraron su atención en la comitiva que avanzaba hacia el Parlament. Esto, sumado a la confusión generada por la diversidad de comunicaciones entre los agentes, propició la fuga sin que los Mossos tuvieran conocimiento.

Según el informe, la huida de Puigdemont estuvo facilitada por varias acciones organizadas y ejecutadas con perfecta sincronización para distraer la atención policial, lo que motivó «una situación de confusión, incertidumbre y alto tráfico en las comunicaciones» que propiciaron su fuga sin que los efectivos policiales tuviesen conocimiento.

En conclusión, el informe de los Mossos d’Esquadra revela una huida cuidadosamente orquestada, con la complicidad de Jordi Turull y el obstruccionismo del Parlament para impedir que los agentes pudieran llevar a cabo su labor. Este escenario, tal y como exponen los Mossos, «escapa a toda lógica racional o política» y pone en evidencia las dificultades a las que se enfrentaron las fuerzas de seguridad en este episodio.