Desde Madrid y en un viaje de cinco horas se puede llegar a uno de los mejores sitios del mundo para los amantes del buen comer. Cogiendo el tren que sale desde Madrid hasta Narbona, Francia, donde se encuentra Les Grands Buffets considerado el mejor bufete del mundo.
Este conocido restaurante no tiene ninguna estrella Michelín pero reúne lo mejor de la gastronomía francesa, que recibe a 380 mil comensales al año y en el que se puede descubrir los platos típicos de este país, siendo un deleite para todos los paladares.
El paraíso gastronómico a un viaje en tren desde Madrid
Les Grands Buffets es considerado como “el mayor teatro gastronómico del mundo”, por el chef Michel Guérard y también ingresó al Récord Guinness debido a su amplia bandeja de quesos que incluye 111 variedades. El sitio cuenta con cuatro salas de comedor decoradas con diferentes estilos de Art Decó y Luis XIV. En ellas se pueden encontrar, no sólo los mejores quesos, sino con una cascada de Bogavantes y vitrinas con las especies más surtidas de mariscos.
Sus atractivos y su gran variedad de alimentos maravillan a todos quienes deciden visitarlo. En él se podrán encontrar una bandeja llena de ostras y un sector especial de jamones y embutidos con la más impresionante variedad. Pero acceder a este lugar no es simple y mantiene un estricto protocolo de reserva, con reglas de vestimenta y la necesidad de declarar con antelación la presencia de menores.
Una experiencia francesa única a sólo cinco horas desde Madrid

Les Grands Buffets tiene precios asequibles a pesar de su opulencia y quienes quieran llegar desde Madrid es un viaje corto. Su dueño Louis Privat fue quien eligió mantener los valores de sus comidas y no llevarlos al extremo. Dentro de su menú la bebida se cobra por separado pero con un coste que no supera a la de las tiendas. De esta manera, se puede disfrutar de un champagne por 25 euros dentro de los magníficos salones.
Para los comensales, Privat planteó una política de cortesía en la que da la posibilidad de llevarse a casa una caja de vinos, de la cual se descontará el costo de la botella consumida en el restaurante. El empresario comenzó con este proyecto cuando asumió el trabajo en un servicio de comidas en un centro de recreación municipal en Narbona en 1989, sitio donde se erigió este bastión de la comida francesa más emblemática de dicha ciudad. De a poco, el concepto de bufete se fue afianzando en el sitio y, a pesar de la intención de mudarse a otros lados, el dueño eligió mantenerse en su pueblo natal donde mantiene un estrecho vínculo con sus pobladores.