El calabacín gratinado con bechamel es una deliciosa receta que resalta por su suavidad y cremosidad. Esta preparación es ideal para acompañar un plato principal o para disfrutar como entrada, y además es perfecta para quienes buscan una opción sabrosa y ligera. La combinación del calabacín, con su textura tierna, y la bechamel, que le aporta cremosidad y un sabor envolvente, resulta en un plato irresistible que a todos gusta.
2Preparación de un calabacín gratinado con bechamel
La clave para un calabacín gratinado con bechamel perfecto está en la preparación de la bechamel. En una sartén a fuego medio, derrite la mantequilla y agrega la harina, removiendo constantemente para evitar que se formen grumos. Una vez que la mezcla esté dorada, se incorpora la leche poco a poco, sin dejar de batir. Es esencial mantener una textura suave y cremosa. Al terminar, añade sal, pimienta y la nuez moscada para intensificar el sabor. Esta salsa envolverá al calabacín de una manera deliciosa.
Una vez lista la bechamel, lo que sigue es montar el calabacín gratinado. En una fuente apta para horno, coloca una capa de rodajas de calabacín, previamente salteadas ligeramente en aceite de oliva. Cubre con una capa generosa de bechamel y repite el proceso hasta que hayas utilizado todos los ingredientes. Para finalizar, esparce el queso rallado por encima, asegurándote de cubrir bien la superficie. Esto le dará ese gratinado dorado y crujiente que eleva cualquier plato al siguiente nivel.
Introduce la fuente en el horno, previamente precalentado a 180°C, y hornea durante unos 25 minutos o hasta que el queso esté bien gratinado y burbujeante. Tu cocina terminará con un aroma inconfundible que seguro hará que todos se acerquen con ganas de probarlo.