domingo, 27 abril 2025

Sheila Blanco y Julián Olivares rinden homenaje a Lorca con ‘Granada’ y ’18 de agosto’

La música y la poesía se fusionan en un sentido homenaje al poeta Federico García Lorca a través de dos emotivas canciones originales: «Granada (Entre el Darro y el Genil)» y «18 de agosto». La compositora y cantante Sheila Blanco, en colaboración con el guitarrista Julián Olivares, ha creado estas piezas musicales que exploran la luz y la sombra que marcaron la vida y obra del poeta granadino.

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Enmarcadas dentro del proyecto «Memoria», un espacio dedicado a recuperar y reinterpretar canciones que evocan la memoria emocional colectiva, estas nuevas composiciones se presentan como un tributo a la figura de Lorca y su legado artístico. A través de la guitarra y la voz, Blanco y Olivares nos transportan a la Granada de Lorca, explorando su belleza y el trágico final que marcó su destino.

Granada (Entre el Darro y el Genil): Un Paseo Musical por la Ciudad del Poeta

«Granada (Entre el Darro y el Genil)» es una canción que respira la esencia de la ciudad de la Alhambra. Inspirada en un viaje personal de Sheila Blanco a través de los rincones lorquianos, la canción nos invita a pasear por las calles de Granada, evocando la presencia del poeta en cada verso. La melodía y la letra se combinan para crear una atmósfera mágica que celebra la vida y la obra de Lorca, transportándonos a su universo creativo.

La canción es un homenaje a la Granada que cautivó al poeta, un recorrido por sus fuentes, sus plazas y sus rincones emblemáticos. Con sutileza y sensibilidad, Blanco y Olivares logran capturar la esencia lorquiana, creando una pieza musical que es a la vez un canto a la belleza de Granada y un tributo a la figura del poeta.

18 de Agosto: Un Réquiem Musical que Recuerda la Tragedia

En contraste con la luminosidad de «Granada (Entre el Darro y el Genil)», «18 de agosto» nos confronta con la crudeza del asesinato de Lorca. La canción funciona como un réquiem musical, un lamento que evoca la tragedia de su muerte y la pérdida irreparable para el mundo del arte. La fecha, grabada en la memoria colectiva, se convierte en un símbolo de la barbarie y la intolerancia.

A través de una melodía conmovedora y una letra desgarradora, Blanco y Olivares recrean la atmósfera de dolor y pérdida que rodeó la muerte de Lorca. La canción se convierte en un alegato contra la violencia y un llamado a la memoria, recordándonos la importancia de mantener vivo el legado del poeta. Las ilustraciones de Vanesa Álvarez para las portadas de ambas canciones refuerzan el contraste entre la luz y la sombra: la Granada luminosa de Lorca frente a la oscuridad que lo arrebató.

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