Illa asume la presidencia de la Generalitat con el compromiso de «unir y servir»

En un acto solemne celebrado en el Palau de la Generalitat, Salvador Illa ha asumido la presidencia de la Generalitat de Catalunya, convirtiéndose en el líder número 133 de esta institución. Tras jurar el cargo y recibir la medalla de la presidencia de manos de su predecesor, Pere Aragonès, Illa pronunció un discurso en el que delineó su visión para el futuro de Catalunya, haciendo hincapié en la unión, el servicio público y la prosperidad compartida.

El nuevo presidente, con un tono conciliador y esperanzador, afirmó que su principal objetivo es gobernar para todos los catalanes, subrayando que la institución que ahora lidera pertenece a la ciudadanía y debe estar al servicio de la misma. Este compromiso con la unidad y el bien común se erige como el pilar fundamental de su mandato, buscando superar las divisiones y trabajar en la construcción de un futuro próspero para todos.

Un Discurso de Unidad y Cohesión para Catalunya

Durante su discurso, Illa resaltó la diversidad como uno de los valores más importantes de Catalunya, un mosaico de identidades que enriquecen el tejido social y cultural. En este sentido, se comprometió a desplegar políticas públicas que fomenten la cohesión social y generen prosperidad para todos, sin distinción.

En un claro mensaje de apertura y colaboración, el presidente extendió su mano al diálogo y al trabajo conjunto con todas las fuerzas políticas, instituciones y ciudadanos. Resaltó la importancia de la lengua catalana como elemento identitario, pero enfatizando que su defensa no debe ser utilizada como herramienta de confrontación, sino como un vehículo de cohesión y entendimiento.

Un Nuevo Capítulo para Catalunya: Hacia el Futuro con Responsabilidad

El traspaso de poderes se ha desarrollado con total normalidad, destacando la responsabilidad y cordialidad entre el presidente saliente, Pere Aragonès, y Salvador Illa. Este clima de respeto institucional y colaboración augura un futuro prometedor para la política catalana, alejada de la crispación y centrada en la búsqueda de soluciones para los retos del presente.

En su discurso, Illa no solo se comprometió con el presente, sino que también miró hacia el futuro de Catalunya. Reivindicó el legado de todos los presidentes que le han precedido, desde Jordi Pujol hasta Pere Aragonès, y asumió la responsabilidad de continuar construyendo sobre sus logros, aprendiendo de sus errores y trabajando sin descanso para dejar una Catalunya mejor para las futuras generaciones.