El riesgo más peligroso en las piscinas y otras áreas de recreo acuático es la zambullida en aguas poco profundas. Este tipo de accidente, que puede parecer inofensivo y rutinario, puede tener consecuencias devastadoras para quienes lo sufren. La frecuencia de accidentes y lesiones por zambullidas en aguas poco profundas es alarmantemente alta, especialmente durante los meses de verano, cuando el uso de piscinas y playas aumenta significativamente.
Campañas de prevención, como las realizadas por la Cruz Roja, la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) y la Federación Nacional ASPAYM, se centran cada año en concienciar a la población sobre los peligros de lanzarse de cabeza al agua en las piscinas sin tomar las debidas precauciones.
3VERIFICAR LA PROFUNDIDAD
Las precauciones que deben tomarse antes de zambullirse al agua son esenciales para prevenir estos accidentes. Es fundamental asegurarse de que el agua es lo suficientemente profunda, al menos dos metros, para evitar impactos con el fondo. Además, es importante tener en cuenta la claridad del agua y la posible presencia de objetos ocultos que podrían causar lesiones. En entornos naturales, como ríos y lagos, es crucial ser aún más cauteloso, ya que las corrientes y las condiciones del fondo pueden variar.