El riesgo más peligroso en las piscinas y otras áreas de recreo acuático es la zambullida en aguas poco profundas. Este tipo de accidente, que puede parecer inofensivo y rutinario, puede tener consecuencias devastadoras para quienes lo sufren. La frecuencia de accidentes y lesiones por zambullidas en aguas poco profundas es alarmantemente alta, especialmente durante los meses de verano, cuando el uso de piscinas y playas aumenta significativamente.
Campañas de prevención, como las realizadas por la Cruz Roja, la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) y la Federación Nacional ASPAYM, se centran cada año en concienciar a la población sobre los peligros de lanzarse de cabeza al agua en las piscinas sin tomar las debidas precauciones.
1GRAVES LESIONES EN LA MÉDULA
El riesgo principal de zambullirse en aguas poco profundas, en piscinas u otro entorno acuático, radica en la posibilidad de sufrir lesiones graves, especialmente lesiones medulares. Las zambullidas mal calculadas pueden provocar impactos directos en la cabeza y el cuello, resultando en fracturas de las vértebras cervicales, particularmente en las regiones de C4 a C6. Estas lesiones son extremadamente serias y pueden llevar a la parálisis o incluso a la muerte. Las consecuencias de una lesión medular en estas zonas pueden incluir la pérdida de función y sensibilidad en las extremidades inferiores y superiores, dificultad para respirar sin asistencia, y una disminución drástica en la calidad de vida.