Un país como Suiza tiene diversidad de atractivos y paisajes maravillosos por conocer. Pero entre la variedad de belleza de este país, hay una característica que sobresale del resto: las personas usan el río para volver del trabajo.
El río Aare de Berna, conocido por su pulcritud y por la práctica de deportes acuáticos, también es el predilecto para los trabajadores que prefieren evitar el bus o el metro y volver a sus casas nadando. De esta manera, los ciudadanos contribuyen a reducir la huella de carbono y eligen usar este método por sobre cualquier otro medio de transporte.
En este país los trabajadores evitan el bus: la alternativa inesperada
En Berna, capital de Suiza, esta costumbre ya es frecuente. En épocas de altas temperaturas, los trabajadores eligen llegar a sus casas nadando por las transparentes y tranquilas aguas del Aare y ahorrarse cualquier problema con el tránsito. El interrogante con esta modalidad es cómo cuidar las pertenencias sin pasarlas por agua, algo que los habitantes suizos tienen calculado.
Para poder resguardar sus móviles y sus prendas, utilizan unas bolsas especiales que sirven para proteger los objetos del agua. De esta manera, los habitantes de Berna aprovechan la corriente del río para llegar a sus hogares de manera rápida. Una vez que están cerca de su destino, estas personas salen del agua gracias a unas barras rojas flotantes que les permiten pisar con seguridad la tierra.
La técnica de este país para evitar la contaminación
Aunque las personas que eligen llegar a sus casas mediante el río Aare lo hacen por comodidad, esta acción también contribuye a la reducción de gases de efecto invernadero que producen los medios de transporte. «Sólo tuve unos 30 segundos caminando desde mi oficina hasta el río», dijo una de las lugareñas, Evelyn Schneider-Reyes, al periódico suizo Le News. «Tenía una ‘bolsa Aare’, donde guardaba toda mi ropa, mi móvil, mi cartera y mis zapatos. Me puse el traje de baño y nadé hasta casa», agregó la residente suiza.
Esta misma modalidad se utiliza en Basilea, al norte de Berna, donde los nadadores cuentan con casas de baño a lo largo del río Rin, que sirven como paradas para que las personas puedan secarse y cambiar de ropa. «Antes y después del trabajo, adultos, niños, perros, todo el mundo flota por el Rin porque la corriente es muy fuerte», dijeron los usuarios de este mecanismo. A pesar de la facilidad y comodidad, las autoridades del país alertaron a los ciudadano de tener ciertos recaudos por lo que se recomienda que sean los expertos en natación los que lleven adelante esta práctica.